1.- Juan Orlando Hernández escaló todas las posiciones en la vida política e institucional del Estado de Honduras por la vía fraudulenta. En 1998, luego de ser ayudante de diputados del Partido Nacional, pasó a ser diputado por encima de la ley que se lo impedía por tener un hermano diputado y en un cargo en la administración pública. Logró ser Secretario del Congreso Nacional, y desde esa posición inició compromisos directos para negociaciones entre partidos políticos para aprobar leyes que favorecían a empresarios de la industria de la energía, las comunicaciones, las empresas extractivas, la industria maquiladora y la implementación de los Tratados de Libre Comercio. En esa posición favoreció el movimiento del tráfico de drogas por territorio hondureño. 

2.- Siendo diputado y secretario del Congreso en la administración nacionalista de Ricardo Maduro (2002-2006), facilitó las condiciones para colocar a su hermano Tony Hernández en posiciones para la creación y consolidación de las estructuras del narcotráfico y redes de criminalidad en la zona occidental del país, con sede en Gracias, Lempira, y con fuertes líneas de coordinación especialmente en Copán con los hermanos Ardón.

3.- Tras participar activamente en el golpe de Estado de junio de 2009, y en alianza íntima con Pepe Lobo, logró la presidencia del Congreso Nacional en 2010, desde donde ensanchó todas las condiciones y favores para convertirse en candidato por su partido a la presidencia de la República, puesto que alcanzó en enero de 2014, tras las elecciones de noviembre de 2013 con resultados electorales dudosos. Y con fraude electoral y pasando por encima la Constitución de la República logró reelegirse como Presidente en noviembre de 2017.

4.- Fue en su período como presidente del Congreso Nacional cuando Juan Orlando Hernández consolidó las estructuras de crimen organizado más sólidas en la historia del país, hasta convertirse en un indiscutible líder, especialmente del narcotráfico, pero también de las diversas redes de negocios ilícitos, vinculadas la mayoría de ellas con estructuras de la institucionalidad del Estado. En ese lapso entre 2010 y 2013, Juan Orlando logró que todos los hilos legales fundamentales y sobre todo los hilos ilegales pasaran por su decisión personal.

5.- En su período como presidente del Congreso Nacional fue cuando más concesiones de ríos y fuentes de agua se otorgaron a empresas extractivas para la explotación de la industria minera y la industria extractiva en general, y pasando de nuevo por encima de la Constitución, aprobó las Ciudades Modelo. Una muestra de su indiscutible control personal del poder fue su decisión en diciembre de 2012 de defenestrar en una acción inconstitucional a cuatro de los cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia que votaron en contra de su ley de Ciudades Modelo, al quinto que votó a favor lo impuso como Fiscal General, y lo volvió a imponer para un segundo período.

6.- El período 2010-2013 se puede calificar como el ensanchamiento del narco Estado, cuando los diputados al Congreso Nacional en su mayoría se pusieron al servicio de las actividades ilícitas y cuando las diversas instancias del Estado cumplieron el rol de dar legitimidad a todos los actos que emanaron de la presidencia del Congreso Nacional. En este período es cuando los dineros ilícitos –de la droga y de los saqueos a instituciones públicas–se hicieron tan normales en los círculos del gobierno, que no solo financiaron la campaña electoral de JOH, sino que resultó raro y anormal que alguna actividad oficial no estuviera alimentada por dineros oscuros y sucios.  

7.- Fue en este período cuando la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas se convirtieron en protectoras de los movimientos del tráfico de droga que llegaban del exterior y pasaban por territorio hondureño o por vía marítima, y los capos de la droga gozaron de la mayor protección por parte de los distintos cuerpos armados del Estado. Fue cuando se logró establecer en 2012 el reglamento del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad para que se convirtiera en el máximo órgano de decisión del Estado, por encima de los tres poderes del Estado, para que las decisiones pasaran a manos del Titular del Ejecutivo. Esto fue así en este período porque Juan Orlando Hernández consideró que consolidando su poder desde el Congreso Nacional, daría el paso a la presidencia de la República de manera expedita y casi normal. Este período fue el de la gloria para Juan Orlando Hernández, su familia y sus más cercanos leales colaboradores.

8.- Como presidente de la República, Juan Orlando Hernández dio los pasos para el control absoluto de las redes criminales, sin competidores. Su período en el Ejecutivo se corresponde con los mayores ajustes de cuenta, masacres vinculadas con grupos irregulares, confrontaciones exacerbadas entre pandillas juveniles. Asimismo, se creó la Policía Militar del Orden Público, que la entendió desde su concepción, como su cuerpo pretoriano, listo para defenderlo ante las amenazas externas a su grupo y ante eventuales traiciones desde dentro de sus propios corredores.

9.- El período glorioso de Juan Orlando Hernández está inmediatamente en correspondencia con la gloria de su hermano Tony como el mayor exportador de droga hacia los Estados Unidos, y como uno de los mayores controladores directos de los diversos corredores de la droga por territorio hondureño. A su vez, Hilda Hernández administraba todos los fondos destinados a programas sociales y de asistencia, organizó una estructura de Ongs que captaban millonarios fondos que sirvieron para la campaña política que catapultaría a su hermano a la presidencia de la República, al pago de lealtades y a cuentas particulares de la familia Hernández Alvarado. Hilda Hernández se convirtió, desde 2010 hasta su oscura muerte en diciembre de 2017, en administradora de fondos, gestora de dineros, responsable de administrar y destinar todos los dineros del presupuesto nacional de la República, y el control de las relaciones públicas, desde su puesto de responsable de la estrategia de comunicación de Casa Presidencial.

10.- Siendo presidente de la República, Juan Orlando Hernández se dedicó a limpiar su entorno para ganarse la amistad del gobierno de Estados Unidos. No dudó entregar gente y de hacer limpieza en su entorno, fuese con la captura de unos para encerrarlos en una de las cárceles de seguridad construidas para ese propósito, la captura y entrega para ser extraditados a los Estados Unidos, o con el asesinato de otros. De igual manera, buscó blindarse de posibles procesos judiciales, a través del control del Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia.

11.- Juan Orlando Hernández prosiguió su carrera de político y narcotraficante, y mientras su hermano Tony lideraba las rutas del tráfico de droga hacia los Estados Unidos, su hermana Hilda organizaba los recursos del Estado para pagar a medios de comunicación y periodistas, financiar la campaña política y alimentar con fuertes financiamientos a los altos jefes militares y policías.

12.- Juan Orlando Hernández fue un político, profesional y funcionario público cuyo oficio fundamental fue delinquir en función de sus intereses personales, particulares y familiares. No tuvo ningún otro oficio por encima de este, y todos los demás oficios estuvieron subordinados o para ser un delincuente profesional especializado. Usó el Estado y todos sus cargos para afianzarse como delincuente de altos vuelos.

13.- De acuerdo al parecer de varios especialistas, Juan Orlando Hernández fue la típica persona obsesa de poder y ambición insaciables, sin sentimiento que lo atrasara en este afán. Todos sus sentimientos se quedaron en su persona. Una persona como él, con todos los sentimientos volcados sobre sí mismo, acabó siendo una persona sin remordimientos, sin sentimiento de culpa y sin sufrir por dolor ajeno. Fue insensible ante lo que vio y oyó, porque solo pensó en él. No hubo familia que valiera, menos amistades, porque todo giró en torno a cómo le pudo ir a él y desde esta perspectiva trató a los demás.

14.- Juan Orlando Hernández dejó un país destrozado y una institucionalidad damnificada. Dejó un reguero de malestares, muchos de ellos teñidos de sangre y de venganzas acumuladas. Dejó un Narco Estado que tardará mucho tiempo en rehacerse como un Estado de derecho, con una institucionalidad en donde funcione la justicia, el respeto a los derechos humanos y con oportunidades abiertas a más gente que no sean solo las que se beneficiaron de la narco dictadura. Dejó un largo camino por recorrer para recuperar ambientes de humanidad, dignidad e institucionalidad confiable.