

¿Qué gobierno necesitamos para después de las elecciones?
Sí, necesitamos un gobierno que no mienta. Un gobierno que se sustente en políticas públicas y no en programas asistenciales que postergan las soluciones a los auténticos problemas del país. Necesitamos un gobierno que represente a toda la sociedad y no solo a un partido político ni menos solo a sectores élites privilegiados del país.
Necesitamos un gobierno que respete las reglas del juego de la democracia y del Estado de Derecho, que ningún funcionario público esté por encima de la ley. Un gobierno que entiende que el Estado es la plataforma nacional para buscar el bienestar de toda la sociedad y de cada uno de los miembros de la misma, y nunca como negocio ni para sacar ventajas personales o de grupos.
Necesitamos un gobierno que base sus políticas públicas en una relación armoniosa entre el bienestar y derechos de las personas y los derechos de la naturaleza. Un gobierno que proteja y cuide los bienes comunes y de la naturaleza, que jamás se le ocurra la privatización de bienes públicos como el agua, la minería, las vías de comunicación, la salud y la educación.
Necesitamos un gobierno que garantice la vigencia de los derechos humanos y la libertad de expresión, que nunca recurra a la fuerza para aplacar reclamos y protestas, sino que está listo para abrir espacios para el diálogo, el debate y la búsqueda de caminos pacíficos a los conflictos existentes con los diversos sectores de la sociedad.
Necesitamos un gobierno que no crea en la militarización de la sociedad ni se base en los autoritarismos para persuadir a las personas y organizaciones de la sociedad. Necesitamos un gobierno que en lugar de gastar en armas y en ejércitos invierte en educación, salud, vivienda, en políticas agrarias y en políticas ambientales. Necesitamos un gobierno que ponga en marcha políticas públicas generadoras de producción y empleo basadas en el liderazgo de la mediana, pequeña empresa y en las comunidades agrarias gestoras de soberanía alimentaria.
Necesitamos un gobierno que deje a Dios en su lugar, que no manipule su nombre ni haga uso de él para legitimar sus prácticas. Un gobierno que haga respetar el Estado laico, garantice la libertad de pensamiento, creencias, que respete todas las maneras de expresarse y vivir la fe, manteniendo la imparcialidad y sin dejarse manipular por ninguna institución religiosa.
Necesitamos un gobierno que construya soberanía desde relaciones de complementariedad con la comunidad internacional. Un gobierno que nunca se arrodille ante nadie, y que sabe defender la dignidad y el derecho de autodeterminación de los pueblos. Necesitamos un gobierno que tome lo mejor que se ha construido de institucionalidad, pero bajo ninguna circunstancia, ni hoy ni nunca, copie o replique lo que de corrupción, impunidad y nepotismo han salpicado a los gobiernos que hemos tenido a lo largo de más de 40 años.
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