
Un año después del asesinato de Juan López, frente a su familia, las organizaciones sociales y ambientalistas profundizan sobre su liderazgo como actor clave para crear alianzas desde lo local hasta el nivel internacional.
En el marco del cuarto foro virtual Juan López: legado y justicia, organizado por el Comité en Defensa de los Bienes Comunes y Públicos de Tocoa, se resalta el rol que el ambientalista tuvo en la defensa de los bienes comunes y de los derechos humanos.
Juan López fue un ambientalista que inspiró la resistencia local con miras a denunciar un modelo extractivista que se instaló a nivel nacional. Supo liderar acciones de resistencia en el municipio de Tocoa, pero su visión siempre abarcó desde el ámbito local hasta lo regional e internacional.
En este marco, Amnistía Internacional dio a conocer que Juan López fue seleccionado este año 2025 dentro de su campaña internacional Escribe por los Derechos, con el fin de que su caso sea conocido a nivel mundial, inspire a más personas a movilizarse en favor del ambiente y visibilice el trabajo que realizaron Juan López y el Comité Ambientalista de Tocoa.
“También buscamos que la gente se movilice a favor del llamado a la justicia, para que el crimen no quede en completa impunidad y que, a partir de su caso, se proteja a las personas que defienden los derechos humanos en Honduras”, dijo César Marín, de Amnistía Internacional.

El compromiso de Juan López en proteger la montaña Botaderos-Carlos Escaleras, lamentablemente, derivó en su asesinato. “Ninguna persona debería ser asesinada por defender los derechos de la gente ni por preservar la naturaleza. El asesinato de Juan ocurre especialmente por sus actividades como líder comunitario y como padre de familia interesado en conservar el ambiente y las formas de vida de su comunidad para él y las futuras generaciones”, dijo Marín.
Para el año 2023, la organización británica Global Witness señaló que Honduras era el país más letal del mundo para los defensores y defensoras de la tierra y el medioambiente, quienes eran estigmatizados, intimidados, sometidos a detención arbitraria y criminalización, en la mayoría de los casos con impunidad. Los ataques ocurrían principalmente en el contexto de disputas relacionadas con proyectos mineros, inseguridad jurídica sobre la tenencia de la tierra y violaciones a los derechos de los pueblos indígenas y la población afrodescendiente, especialmente contra defensores y defensoras garífunas.
El crimen de Juan López y la criminalización contra otros defensores y defensoras ocurren en medio de la debilidad e ineficacia del mecanismo nacional de protección a las personas defensoras de los derechos humanos.
César Marín recordó que la justicia sigue siendo una deuda pendiente, pues aunque se elevó a juicio oral y público a los autores materiales, aún falta revelar a la red que pagó para que el crimen se cometiera.
Elsy Banegas, del Comité Ambiental, dijo en ese mismo foro que el legado de Juan López está en la fuerza de las comunidades que siguen luchando con la esperanza de que se respeten los derechos de la ciudadanía. “Juan fue claro en la labor de tender puentes entre lo local e internacional”.
Su caso es emblemático no solo a nivel nacional, sino también internacional, porque refleja la tragedia de un defensor asesinado, pero también la esperanza en la exigencia de justicia para que crímenes de este estilo no queden en completa impunidad, concluyó Banegas.
Desde Amnistía Internacional se afirmó que, a través de la campaña Escribe por los Derechos, se envía un mensaje poderoso: el mundo está observando y se une a la exigencia de justicia por este crimen, y porque tragedias contra personas defensoras no vuelvan a ocurrir, que sus vidas sean protegidas.