
El cierre definitivo de la planta Confecciones del Valle en el municipio de Villanueva, Cortés, dejará sin trabajo a más de dos mil 200 empleados y empleadas, en un proceso de despido gradual que culminará a finales de diciembre de 2025.
Aunque el desempleo es una crisis en sí misma, el drama para las obreras de esta industria, en su mayoría mujeres madres solteras, es aún más profundo. La liquidación y el cese de operaciones significan que una buena parte de estas trabajadoras quedarán a su suerte con enfermedades crónicas adquiridas o agravadas por las precarias condiciones laborales dentro de la maquila, sin que nadie se responsabilice por su atención médica a largo plazo, dijo Reina Tejada abogada de la Colectiva de Mujeres Hondureñas, CODEMH.
Esta situación no es nueva; reproduce el patrón visto con miles de obreras afectadas tras el cierre de otras maquiladoras en ciudades como Choloma, San Pedro Sula y Villanueva. La falta de respuesta es doble: por un lado, las empresas se desentienden una vez finalizado el contrato, y por otro, el Estado posee un sistema de salud pública sumamente deficiente.
Al perder su empleo, estas mujeres con padecimiento musculo esqueléticos también pierden el acceso al seguro social y el poder adquisitivo para costear su tratamiento. Quedan entonces condenadas a la dependencia de sus familiares, a pesar de que muchas son el único sostén de su hogar, profundizando la crisis humanitaria y social en la región.
Tejada agregó que hasta las oficinas de Codemuh llegan obreras de Confecciones del Valle preocupadas porque quedaran con graves problemas de salud, luego que la empresa cierre operaciones.
“La población que sale de la maquila queda enferma. Luego de trabajar 15 o hasta 20 años las mujeres salen con problemas en los hombre, la columna, sus brazos, todos estos padecimientos adquirido por el trabajo que desempeñaron en estos centros. Y lo más grave es que la mayoría no ha recibido su dictamen médico”, concluyó diciendo la abogada Tejada.