

¿Es solución el populismo?
La experiencia y la historia nos aconsejan que no es solución. Los discursos populistas han contribuido más a dividir la sociedad que a unirla. Esta estrategia de los políticos ofrece el paraíso terrenal a los electores que a fin de cuentas han profundizado aún más la desconfianza en las instituciones democráticas y provocado más violencias. Solo en este período electoral han ocurrido al menos 700 incidentes de confrontación política y violencia electoral, que incluyen atentados y homicidios a candidatos que incrementa la fragilidad institucional y el riesgo de ingobernabilidad poselectoral.
El populismo está asociado con la conflictividad social y política, y sus líderes se autoproclaman defensores y representantes del pueblo al tiempo que utilizan un lenguaje confrontativo que descalifica al adversario considerándolo enemigo del pueblo. Asimismo, estos líderes utilizan recursos opacos para financiar actividades político-electorales y no se descarta de que tengan vínculos con el crimen organizado.
Las redes sociales han sido un elemento central para la expansión de narrativas populistas en las actuales campañas que nos conducen a las elecciones del 30 de noviembre próximo. En los primeros meses de este año electoral hubo un aumento del 16% al 376% en el uso de las plataformas digitales como TikTok, X y Facebook, ampliando la cobertura de los discursos y la publicidad de los partidos políticos que superan los medios tradicionales de comunicación.
La desinformación, la información errónea, los discursos polémicos, los ataques a los adversarios políticos se han expandido en espirales de confrontaciones y controversias que se ha convertido en una auténtica guerra de acusaciones y contraataques entre los líderes de los diversos partidos políticos, pero sin propuestas realistas y objetivas para resolver los problemas de la población. Y por si esto fuera poco, la legislación no contempla esta problemática porque existe un vacío legal, ni limita la propaganda política en redes sociales, ni siquiera en el período de silencio electoral.
El populismo es una estrategia que emplean líderes de todas las tendencias políticas, ideologías y preferencias electorales. Lamentablemente en nuestro país, el populismo se queda siempre en promesas de soluciones a los grandes problemas de los ciudadanos, dan migajas, pero sin resolver las demandas que más golpean a la población como la pobreza, el desempleo, la inseguridad y la falta de salud. Queremos soluciones realistas y constatables, no paraísos terrenales que a través de las campañas electorales manipulan la conciencia ciudadana para intereses exclusivos de grupos privilegiados.
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