Nuestra palabra
Sábado, 25 Agosto 2018

La Familia

Agosto consagrado por la Iglesia Católica como el mes de la familia, es tiempo oportuno y propicio para reflexionar sobre el rumbo que está tomando la familia hondureña con factores tan presentes y tan poderosos como el desempleo, la violencia y la migración.

La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad, y como tal, tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. Sin embargo ese núcleo familiar ha sido por siempre pisoteado y olvidado por quienes nos han gobernado.

El Papa Francisco, que estos días participa en el Encuentro Mundial de las Familias en Irlanda, está anunciando el Evangelio de las Familias: Alegría del Mundo. Ya antes el Papa Francisco ha tenido una palabra muy clara con respecto a nuestras actuales familias. El Santo Padre sostiene que la familia merece que los responsables del bien común le presten una «especial atención». Para el Papa, la familia es la «célula fundamental de la sociedad, establece solidos lazos de unión que sustentan la convivencia humana y, con la generación y educación de los hijos, asegura la renovación y el futuro de la sociedad». El Papa Francisco, como máxima autoridad de la Iglesia Católica expresó que la familia “está amenazada por todos lados». No proteger a la familia significa dejar sin protección a los más vulnerables».

Si revisamos la situación de Honduras, pues concluiremos que la familia hondureña es la expresión de la falta políticas públicas para contrarrestar los eternos problemas del desempleo, de la falta de seguridad social y de oportunidades sobre todo para evitar que las personas se vayan en busca de oportunidades, lejos de estas tierras, les de sus familias, y los signos de los tiempos nos señalan que ahora la familia completa se está desplazando, emigrando.

Hoy, son las familias enteras las que se ven obligadas a irse en busca de oportunidades de empleo pero también es muy frecuente que se vayan a causa de la violencia y la inseguridad. Se van para salvaguardar su vida ante un Estado que ha sido incapaz de garantizar su permanencia en el suelo que los vio nacer.

Agosto, mes de la familia, es la oportunidad para ponernos en acción. Si queremos una familia unida y que recupere su sitio como el núcleo de la sociedad, con valores bien cimentados, que vivan con alegría y esperanza en un país que les respete el derecho a migrar como una opción y no como una obligación, es tiempo de acompañar las luchas por lograr que los gobernantes cumplan con su papel de velar por la familia hondureña, y sobre todo una apuesta en serio por nuestra juventud que ha despertado y está haciendo sentir su presencia y reclama por una participación activa en los grandes temas de país. Una apuesta por nuestra juventud y por la niñez es una apuesta por la familia hondureña.

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