La comunicación es un derecho humano cuyo reconocimiento, vivencia y promoción ha avanzado a paso lento en Honduras, incluso en los últimos años ha retrocedido.

El control que tienen los grupos de poder económico, político y religioso ha convertido a los medios de comunicación en una dictadura mediática encargada de manipular a la ciudadanía.

Ante el acaparamiento de las frecuencias radiales y televisivas por grupos de poder, y ante la necesidad de conocer una versión diferente de los hechos que ocurren en la convulsionada Honduras, surgen como una alternativa de comunicación las radios comunitarias.

En la segunda mitad de la década de los 90, nacen las primeras cinco radioemisoras comunitarias; Faluma Bimetu (en castellano “Coco Dulce”) en La Bahía de Tela, Atlántida al norte de Honduras, La Voz Lenca y Guarajambala en La Esperanza, Intibucá, y otras en San Francisco, Lempira al occidente del país. Estas radioemisoras manejadas por comunidades garífunas y lencas.

Tras la ruptura del orden constitucional, con el golpe de Estado del año 2009, la ciudadanía y las comunidades comenzaron el proceso de apertura a nuevos medios comunitarios que contribuyeran a acabar con el cerco mediático creado por los medios corporativos.

En ese tiempo surgen nuevas señales alternativas funcionando en frecuencia libre en los departamentos de Colón, Atlántida, Santa Bárbara, Copán, Lempira, Intibucá, La Paz, Valle, Choluteca y Francisco Morazán.

Desde el Golpe, comenzó a vivirse en el país el florecimiento continuo de nuevos medios que servirían de fuente alternativa de comunicación para la ciudadanía que tierra adentro lucha contra las injusticias.

Radios comunitarias 

El papel de las radios comunitarias en el país ha sido fundamental para resaltar, articular, fortalecer e impulsar las luchas de las comunidades en la defensa del territorio ante la presencia de proyectos extractivos.

Raquel Isaula, directora de la radio comunitaria RDS, ubicada en la capital Tegucigalpa, es la actual coordinadora de la Asociación de Medios Comunitarios de Honduras (AMCH). Ella asegura que la apertura de los medios alternativos es de mucha importancia, pues a través de ellos se pueden comenzar a gestionar los grandes cambios que necesita el país.

En el departamento de Colón, las radios comunitarias han sido pieza clave para conocer la problemática agraria y las violaciones de derechos humanos que se dan en el sector ante la mala distribución de la tierra y el acaparamiento por parte de terratenientes en complicidad con los políticos.

En la zona atlántica, las emisoras alternativas y comunitarias han tenido un papel fundamental en la denuncia de los proyectos extractivos, con la presencia de represas hidroeléctricas y mineras.

Así mismo, en esta zona, las radios garífunas han denunciado constantemente el desojo del territorio que ancestralmente les pertenece para construir complejos hoteleros y turísticos.

Otra zona donde las radios comunitarias han sido fundamentales, es el occidente hondureño, donde las emisoras indígenas lenca, han denunciado y servido para visibilizar los abusos que se comenten con la construcción de varias represas hidroeléctricas, que despojan a la ciudanía de su territorio.

Retos

A pesar de la diversidad de actores que manejan estos medios alternativos de comunicación, todos enfrentan los mismos problemas; la legalización ante CONATEL (entidad encargada de regular el espectro radioeléctrico en Honduras), y la parte económica (falta de recursos).

Esa realidad lleva a que se demande del Congreso Nacional, una Ley que haga una mejor distribución de espectro radioeléctrico, y que reconozca la existencia de los medios comunitarios. Hasta la fecha todas las iniciativas han sido ahogadas y desestimadas ante presiones de los mismos grupos de poder, quienes son dueños de los grandes monopolios de la comunicación en el país.

El acceso a un permiso de Conatel ha sido uno de los principales retos que han tenido que enfrentar las radios comunitarias. Según datos proporcionados por el Comité para la Libertad de Expresión, C-LIBRE, actualmente de las más de 300 radioemisoras existentes en el país, únicamente 19 han obtenido en parte el permiso de operación de la entidad Estatal.

En el año 2013, CONATEL realizó una recanalización de la banda FM, eso significa que el Estado reordenó el espectro, acortó el espacio entre estaciones de radio para disponer de al menos 160 frecuencias liberadas.

Sin embargo la mayoría fueron entregadas a los mismos dueños de los medios corporativos de comunicación.

La situación económica es otro de los grandes retos que enfrentan los medios alternativos. El mismo está ampliamente ligado al proceso de legalización, pues al no existir una normativa legal que reconozca a las radios comunitarias, la distribución se hace a través de millonarias subastas, en otras palabras quien da más dinero se queda con la frecuencia.

El factor económico ha sido una de las causas fundamentales para que algunas iniciativas de radio hayan cerrado operaciones, o transmitir únicamente en ciertos periodos de tiempo.

Persecución y Criminalización 

Por su papel protagónico en la lucha de las comunidades, las radios comunitarias y su personal enfrentan constantemente agresiones. Son perseguidos y criminalizados constantemente, incluso por el mismo Estado.

En varias ocasiones se denunció que Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) está hostigando al personal de las radios comunitarias. Están llegando, supuestamente a investigar si tienen licencias, como una forma de intimidación.

Muchos de los ataques han ido más allá, como es el caso de la radio garífuna, Faluma Bimetu, ubicada en la comunidad de El Triunfo de La Cruz, en Tela, Atlántida a quien en el año 2010, desconocidos incendiaron sus instalaciones quemando todos los equipos de transmisión.

Otro ejemplo de ataques y persecución fue en el occidente del país, donde una radioemisora comunitaria del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), fue atacada con piedras la noche del 08 de marzo de 2017.

Nuevas radios 

Raquel Isaula, directora de la AMCH, dice que dentro de la organización hay alrededor de 52 medios comunitarios afiliados. Sin embargo existen otros espacios que también articulan radios comunitarias y alternativas, por lo que se estima que existen al menos 60 en el país.

La mayor parte de las radios comunitarias están en manos de grupos indígenas, garífunas, organizaciones campesinas, juveniles, patronatos.

La comunicadora dice que en las próximas semanas comenzarán a funcionar 4 nuevas radio emisoras comunitarias; una en la tribu de Las Vegas de Tepemechín, municipio de Victoria, Departamento de Yoro. Radio Musula, en el municipio de Santa Elena, La Paz que será manejada por varias organizaciones que impulsan luchas en el sector, también surcará los aires una radio comunitaria con las tribus chortí, en el municipio de Copán Ruinas, y radio Azacualpa en Yamaranguila, Intibucá.

Está nueva radioemisora comunitaria que comenzará a funcionar a partir del 30 de junio está ubicada en las montañas de Yamaranguila, Intibucá, en una zona donde la tecnología es nula, no existe energía eléctrica, mucho menos señal telefónica.

Un par de paneles solares bastarán, para que la voz alternativa surque el espacio aéreo en el departamento de Intibucá. La radio será coordinada en su totalidad por mujeres.

Salvador Zuniga miembro de la Coordinadora Indígena del Poder Popular de Honduras (CINPH), destaca la importancia que las mujeres se empoderen de los medios de comunicación alternativos. Asegura que Radio Azacualpa servirá para denunciar la corrupción y proponer la construcción de una sociedad más justa donde exista interculturalidad, el respeto a las diferencias y a los bienes naturales.