Repensar el sistema de partidos
Hay un reconocimiento de distintos sectores sociales sobre la crisis de los partidos políticos. Es parte de la herencia acumulada del bipartidismo, reforzada con el golpe de estado y la dictadura. La crisis también se expresa en la desconfianza en las instituciones públicas, y en el descontento con la democracia porque, aunque haya elecciones no se resuelven los problemas de la gente.
En este desafío todos los sectores sociales tenemos una cuota de responsabilidad y todos tenemos algo que aportar en la búsqueda de caminos de salida. Sin embargo, los partidos políticos y sus dirigencias tienen la principal responsabilidad y deberían sentirse comprometidos en buscar soluciones.
Según los sondeos de opinión pública del ERIC, los partidos políticos y los diputados del Congreso Nacional son los actores con los mayores niveles de desconfianza en la población hondureña. Sin embargo, la gran mayoría se comparta con tanto cinismo y vulgaridad que parece que no necesitan de la voluntad popular para elegirse.
La juventud es la principal víctima de los partidos políticos, quienes han perdido el interés en la política, ven con sospecha y desconfianza las instituciones públicas, sienten que nada bueno puede venir de ahí. Esta visión de la política está en sintonía con la distancia que hay entre la sociedad hondureña y cúpulas políticas. Es momento para que al interior de los partidos superen visiones cortoplacistas y establezcan una agenda de país, que tenga como centro el interés del bien común. Y esto pasa por reformar la ley electoral y de las organizaciones políticas, que ayude a democratizar la integración de las planillas de los movimientos, pero sobre todo que ayude a desterrar esa figura de “propietario del partido”.
En la presente coyuntura necesitamos superar la visión caudillista de la política, abrir avenidas reales para la participación de la juventud, donde sean autores y actores estratégicos en las decisiones del país, es momento para acercarles la política de manera creativa. Estamos en tiempos urgentes para la escucha y el diálogo intergeneracional y establecer consensos donde la juventud sea protagonista.
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