Ramón Romero.
Leí el artículo de un economista en la página de columnistas de El Heraldo 18/9/24, sobre el endeudamiento del Estado de Honduras. Su tesis es que se está endeudando al país para que doña Xiomara quede bien en su gestión presidencial, y que quienes pagaremos eso somos los ciudadanos.
Reflexioné sobre ese texto y mi razón me indica lo siguiente:
- Al estudiar una parte es necesario tener en cuenta el todo del cuál es parte. Descontextualizar lleva a desfigurar. La realidad no son partes aisladas, sino un único proceso histórico, en el cual el pasado tiene un alto poder de determinación sobre el presente y el futuro.
- Por endeudamientos anteriores, sobre todo después de 2009, el Estado debe pagar casi el 50% del presupuesto nacional en intereses de una gigantesca deuda interna y externa. Quienes eso provocaron, dejaron al Estado incapacitado para enfrentar muchas necesidades nacionales.
- En condiciones de pago elevado de deudas, para poder cubrir el presupuesto de la República se estan tomando varias medidas. Entre ellas, contraer nuevas deudas. Sin embargo, el articulista omite estudiar este nuevo endeudamiento; no evalúa su grado de necesidad. Tampoco estudia los montos de las deudas que hoy se contraen, y si han sido negociadas en condiciones menos onerosas para Honduras. Omite además verificar si se hacen negociaciones con los acreedores para modificar las condiciones de la deuda encontrada por el gobierno, para que también sea menos onerosa. Y no es por falta de información. Todo esto es información pública, de la cual me he enterado, como tantos otros hondureños, por los medios de comunicación.
- La descontextualización de los hechos y la falta de rigor en el análisis lleva a ocultar las reales causas de lo que hoy Honduras vive. Con ello se encubre, consciente o no, a los causantes del desastre, quienes hoy, desde su impunidad, levantan sus voces acusadoras, asumiendo apariencia de inocentes víctimas.
- Tampoco dice el articulista que, entre las soluciones a este problema, el país requiere la aprobación de la Ley de Justicia Tributaria, que los intereses obscuros representados en el Congreso Nacional, beneficiarios del gran endeudamiento, hoy se niegan a aprobar.
- Las afirmaciones del articulista son solo una parte de la realidad. Destaca unos hechos y oculta otros. Esas son las medias verdades, o verdades a medias, en las que, a pesar de citar hechos innegables, las omisiones y descontextualizaciones acaban falseando la realidad.
- De nuevo, la esencia de la realidad es muy diferente respecto a la interesada apariencia.
- La parcialidad o incompletitud en el análisis de la realidad, puede conducir a la manipulación de lectores poco prevenidos, y con ello se incurre en prácticas intelectuales reñidas con la moral pero políticamente convenientes para los grupos económicos y políticos que, despues de saquear los fondos públicos, se convirtieron en grandes beneficiarios del descalabro del Estado y de la sociedad y hoy, disfrazando su culpabilidad, acusan de su propia culpa a otros, en forma interesada.