Nuestra palabra

Miércoles, 20 de marzo de 2019

El encuentro de los abrazos

En estos días nos hemos llenado de abrazos. Hemos experimentado en nuestras vidas y equipos el valor de la solidaridad internacional. Y no es para menos. Varias decenas de visitantes, en su mayoría de los Estados Unidos han llegado a nuestro país para expresar su solidaridad con las angustias y luchas del pueblo hondureño.

Nuestros visitantes vienen delegados y delegadas por organizaciones y diversas iglesias, y, por ello, vienen como embajadoras y embajadores de la paz y la justicia. Son delegaciones que provienen de comunidades, organizaciones e iglesias comprometidas con la sociedad desde la búsqueda de justicia y libertad. Ellas padecen dentro de su sociedad, las consecuencias de las políticas erráticas y discriminatorias del gobierno de los Estados Unidos.

Están sobradamente enteradas del estado de violencia, represión y abandono en que se encuentran amplios sectores de la sociedad hondureña. Y son conscientes que el gobierno de los Estados Unidos tiene una alta cuota de responsabilidad por la corrupción y la impunidad que correo a todo el Estado hondureño, porque sus funcionarios cuentan con el aval y reconocimiento por parte del Departamento de Estado del gobierno de los Estados Unidos.

Estos embajadores de la paz y la justicia conocen sobre nuestros dolores, y su visita se convierte en una oportunidad para el encuentro. La corrupción, represión e impunidad se convierten en una ocasión para que emerja la solidaridad entre los pueblos. No es un gesto aislado. Es el compromiso solidario permanente que en este momento se expresa a través de la presencia física específica de cerca de cien personas que con su abrazo vienen a consolarnos en nuestro dolor, a fortalecernos en la lucha y a animarnos en la esperanza.

Esos gestos no pueden ser comprados ni controlados por el capital ni por el mercado; no pueden caber dentro de los cálculos comerciales ni por la propaganda consumista. Son gestos como luces que brillan al margen del falso brillo del capitalismo. Y nos hacen fuertes para seguir creyendo que cuando se estrecha el abrazo solidario entre los pueblos, la transformación de Honduras desde abajo está siendo ya una realidad.

Esta experiencia de los abrazos solidarios, es una ocasión para que pensemos sobre nuestras actitudes entre nosotros, y puede convertirse en una invitación para fortalecer la solidaridad entre nosotros mismos, como pueblo hondureño, reafirmando nuestro compromiso con la construcción de una nación justa y solidaria, en plena apertura a la construcción de puentes entre el pueblo hondureño, los pueblos centroamericanos y los pueblos de nuestro continente.

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