Hacer caminos

Se hace camino al andar, nos dice el poeta Antonio Machado. Y hacer caminos es lo que necesitamos en nuestra Honduras sin rumbo y hacia un deterioro sin fin. Abrir y descubrir caminos es la tarea humana, política y soberana más grande de nuestro tiempo.

¿Por dónde pueden abrirse caminos? El actual equipo que preside Juan Orlando Hernández desde su control de la institucionalidad del Estado, no ofrece caminos porque solo necesita proseguir por el camino del uso del Estado como el mayor de sus negocios y para hacer negocios. Ese camino viene de lejos y se ha convertido en el camino de la corrupción y la criminalidad.

Los otros partidos políticos tampoco están comprometidos con abrir caminos porque están cómodos con el camino que ya está trazado, basado en vivir del Estado y usar las elecciones para mantener cuotas de poder. Este camino de los actuales políticos es el uso de la política para escalar posiciones, y entender el poder como capacidad para ejercer control y dominio sobre los demás. Es el camino de privilegios y ventajas de un poder que reditúe en ganancias económicas.

Hay partidos nuevos que tienen un discurso remozado que hasta parecen de izquierda. Dicen que están comprometidos en la lucha contra la dictadura, pero entre el discurso y los hechos existe un enorme trecho. No hacen ni dejan hacer. Solo lo que ellos hacen es lo que vale, y se dedican a descalificar lo que no controlan. Viven y actúan desde los cálculos y están viendo todo desde la perspectiva electoral. Hablan maravillosamente bien sobre nuevos caminos, pero solo se comprometen con el ya trillado camino electoralista.

Todos esos caminos conducen a una única Roma: consolidar el poder de reducidas élites, redistribuirse cuotas de poder desde las alturas y el uso del Estado para beneficios particulares y para protegerse en sus negocios. Todos los caminos actualmente trazados conducen a la roma del modelo neoliberal basado en la concentración extrema de la riqueza en reducidas manos, empobreciendo a millones de personas y vendiendo los bienes y la soberanía nacional al capital de las transnacionales.

Por eso, nuestro país necesita abrir caminos. Es la más compleja y difícil de las tareas. Pero es la tarea imprescindible. No luchar por abrir caminos, es condenarnos a seguir los trillados caminos de los clásicos políticos que ya conocemos. Necesitamos invertir en nuevas generaciones que no admitan los mismos caminos, y se decidan por la aventura de meterse de lleno en abrir en nuestra Honduras los nuevos e inéditos caminos de la soberanía nacional, con un presupuesto que responda a las enormes déficit sociales que padece nuestra población y con una institucionalidad que rescate el Estado de Derecho, la democracia y la vigencia de los derechos humanos.