El Foro de Mujeres por la Vida, organización feminista de la zona noroccidental de Honduras, invitó a 17 organizaciones de mujeres y feministas de la zona norte y Tegucigalpa para analizar la coyuntura actual  y aportar al nuevo movimiento autodenominado “indignados e indignadas” que hace un mes salió a las calles portando antorchas exigiendo una Comisión Internacional contra la Impunidad y la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández.

La situación actual convulsionada por los actos de corrupción en el Instituto Hondureño de Seguridad Social que causaron la muerte de casi 3 mil personas, es catalogada como un quiebre en la dinámica política del país que desde el golpe de Estado de 2009 ha acelerado un proceso de deterioro institucional que hoy saca a la gente a las calles pidiendo la renuncia del presidente y castigo a los corruptos.

Las mujeres dieron sus propuestas resaltando que es importante debatir el tema de intervencionismos y de cómo la sociedad hondureña debe ir construyendo una nueva institucionalidad sin estar bajo la sombra de Washington, la ONU o “comunidad internacional”.

Como es característico de los encuentros feministas, el análisis comenzó desde el compartir de sentimientos. Y esos sentimientos se dividieron en alegría y esperanza pero también en miedos y escepticismos.

“Este es un momento muy distinto al post golpe de Estado, aquí están saliendo a las calles los chavos y chavas que nos señalaban de vándalos a quienes salimos en aquel momento. Hay un cambio en el imaginario colectivo respecto a salir a las calles y eso genera esperanza”, expresaba Carmen López, integrante de la Red de Mujeres jóvenes de Cortés.

Sin embargo Nelly del Cid, de la organización Tejedoras de Sueños apuntó que hay escepticismo e incertidumbre ya que la situación de las calles ha cambiado de 2009 a este momento. “Ahora no hay represión, la calle nos da libertad y esa libertad puede ilusionarnos demasiado porque al salir a protestar parece que no retamos ¿cómo vamos a reaccionar cuando esas condiciones cambien y comiencen a agredirnos?”.

Por su parte la artista Karla Lara, parte de la Red de Defensoras de derechos humanos aseguró que este momento interpela a los históricos movimientos sociales y los antiguos liderazgos. “Este es un momento retador para las viejas y las nuevas guardias porque este es el momento de redefinir muchos paradigmas que nos han movido durante años, por ejemplo, la militancia en izquierdas”.

Un proceso largo

Maritza Paredes del Equipo de Monitoreo Independiente de Honduras (EMIH) resaltó la importancia de recuperar la memoria histórica para recordar que esta no es una lucha de ahora, que apenas comienza, ésta es una lucha que viene de muchas personas años atrás y que no hay que olvidarlos.

“Recuperar memoria histórica nos dice que estos procesos no son de la noche a la mañana, que son luchas que le han costado también a quienes antes fueron jóvenes y hoy son esos viejos liderazgos, que contra lo que luchamos es un sistema enraizado en hechos del pasado que se agudizan ahora”, expresó.

Una sola lucha 

En el encuentro participaron mujeres de comunidades que libran luchas contra la explotación minera irracional, la concesión de sus ríos, la militarización y el acaparamiento de tierras; comunidades que son amenazadas constantemente y que han luchado por generaciones. Estas mujeres que llevan luchas territoriales se han sumado a las movilizaciones de las antorchas y reconocen este espacio como suyo también.

Uno de los acuerdos fue mostrar que estas luchas territoriales son parte de este sistema de corrupción e impunidad que la gente expresa en las calles ya no quiere más. Exigir la renuncia de un presidente y pedir intervención internacional da la pauta de que la gente no cree en la institucionalidad hondureña, esa misma institucionalidad que ha violentado por años a los pueblos en defensa de su territorio.

“Las luchas territoriales son lentas porque desafían un sistema, pretenden refundar. Yo no quiero recomponer una democracia, quiero otra”, dijo Karla Lara.

El movimiento de indignados e indignadas debe estar consciente que no logrará todo lo que exige pero que alcanzará poco y eso es ganancia, dijo Irma Lemus, campesina del Aguán. “Y también debe ser consciente que aunque se logre algo, la movilización no debe parar, la población debe estar siempre atenta”, expresó esta campesina quien agregó que aunque en el Aguán la gente está saliendo a las calles, la represión militar sigue contra quienes ya están identificados como líderes comunitarios.

 

La CICIH no es solución

La Comisión Internacional contra la Impunidad es la exigencia más firme del movimiento de Indignados e indignadas inspirados en la experiencia de Guatemala, que tiene funcionando una desde hace 7 años y ha logrado judicializar casos de corrupción en los que han estado involucrados gobernantes, como la ex vicepresidenta Roxana Baldetti quien recientemente renunció.

En este encuentro varias mujeres expresaron que aunque la petición de una CICIH es el reclamo de una sociedad que no cree en la institucionalidad, la instalación de ésta refuerza el imaginario de que solo la “comunidad internacional” puede ayudarnos a resolver nuestros problemas, situación que también prevaleció durante el golpe de Estado y otras crisis.

“Tenemos que preguntarnos si la llegada de la CICIH podría ser un respiro del sistema, o si la llegada de la CICIH aplacará el movimiento popular. Tenemos que debatir sobre esto”, dijo Carmen López.

En un programa de televisión nacional, Ana Silvia Monzon de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Guatemala, habló sobre la Comisión que anhela el movimiento de indignados. Exclamó que a pesar de ser una gran ayuda, solo es un camino pero no puede ser la solución que busca una lucha. «Es un monstruo de muchas cabezas, las cuales deben de ser eliminadas una a una» – Para Monzon, la presión social no debe terminar.

Por esto, una de las propuestas sometidas a debate fue la promoción de Tribunales éticos populares. Estos tribunales mostrarían que la sociedad hondureña quiere más que una intervención internacional, quiere un cambio radical en el sistema de justicia que ha mordido siempre a los más desposeídos y que mantiene en cárceles de lujo a quienes generan toda la crisis nacional.

Diálogo

Aunque el gobierno ya instauró un diálogo nacional con actores afines, al movimiento sigue debiéndose la instalación de una mesa de diálogo interno. El movimiento feminista, reunido en este encuentro propone consensuar, llevar su visión y forma de vida a este movimiento, no como imposición sino como suma a la diversidad del mismo.

La construcción horizontal que promulga el feminismo, plantearla en los espacios de análisis que van dando contenido a las movilizaciones y especialmente la erradicación de las muchas formas de machismo que también se expresan en la protesta popular.

Las calles se han llenado de indignados pero también son miles las indignadas que desde lo cotidiano van construyendo y convocando. Mujeres no organizadas que salen con sus hijos e hijas en brazos, que viven las violencias que tanto se desean erradicar desde el feminismo. Por eso, las mujeres organizadas vieron la necesidad de sentirse parte de este espacio y construir dentro de él nuevas formas de relacionarse y de comenzar a construir el poder colectivo.