Jueves 20, Junio 2024  

A las personas refugiadas

Los refugiados y desplazados son dos caras de una misma moneda. La gente abandona sus territorios por el hambre o la violencia y busca salvar la vida. Si no hay desplazamiento, no hay refugiados. El desplazamiento forzado es de las peores violencias de nuestro tiempo, porque la gente es obligada a romper violentamente con sus tejidos comunitarios y vecindarios. Como lo dice, la poeta somalí Warsan Shire “Nadie deja su hogar a no ser que su hogar sea la boca de un tiburón”.

Cada 20 de junio, las Naciones Unidas conmemora el Día Mundial del Refugiado, una ocasión para honrar a las personas refugiadas y desplazadas alrededor del mundo, y para fomentar la comprensión y la empatía hacia las personas refugiadas y desplazadas en consideración de las difíciles circunstancias en las que se encuentran; asimismo, la fecha permite reconocer su capacidad de resiliencia en la reconstrucción de sus vidas.

En teoría Honduras no está en guerra con nadie, pero en la práctica expulsa más gente que cualquier país en guerra. Un estudio, denominado «Caracterización del desplazamiento interno en Honduras», establece que entre 2004 y 2014: » Más de 40.000 hogares ha sido desplazada internamente por razones de violencia e inseguridad, lo que representa 174,000 personas desplazadas».

Para ponerle rostro a esas cifras recordemos los desplazamientos de decenas de familias de colonias en San Pedro Sula y Tegucigalpa que fueron obligadas a dejar sus casas por la disputa de territorio entre bandas criminales, historia que se repite en comunidades donde se instalaron algunos proyectos extractivos. La gente busca salvar la vida internamente y cuando no lo logra, huye a otros países, la expresión extrema de este fenómeno son las trescientas mil solicitudes de refugio de hondureños y hondureñas a los Estados Unidos, registradas por la ACNUR, hasta el presente año.

El desplazamiento no es un asunto solo de maras y pandillas, sabe a las conexiones de la policía y militares con el crimen organizado, sabe a una estrategia fallida del Estado en materia de seguridad. Al mismo tiempo, es alimentado por la apuesta económica extractiva neoliberal, que centró la acumulación de riqueza a partir de la explotación de la minera, los proyectos hidroeléctricos y la agroindustria. Si hay que pensar en destacar héroes o heroínas de la patria ahí están los miles de desplazados quiénes en plena desobediencia civil, buscaron refugio en los Estados Unidos. Y desde sus refugios y soledades sostienen generosamente la precaria estabilidad social hondureña.