
Escrito por P. Guillermo Siles Paz OMI
Sacerdote Boliviano
Adiós, padre Gustavo Gutiérrez, padre de la Teología de la Liberación
Noche después de 96 años partió a la casa del padre. Y ahora goza en medio de tantas personas que dejaron huellas profundas en la vida e historia universal.
Era sacerdote diocesano, que estudio en Bélgica, en Roma y Francia. Como teólogo era muy erudito y escribió muchos libros, dio muchas conferencias y hasta que fue callado por el Papa Juan Pablo II, vivió un tiempo en un convento, y finalmente se hizo dominico, donde termino sus últimos días. Por eso que la comunidad de dominicos de Lima, Peru dio el anuncio oficial de su muerte, la noche de este martes 22 de octubre.
Creo que el Padre Gustavo Gutiérrez fue una de personas más influyentes dentro de la historia de la Iglesia latinoamericana. Su libro “Teología de la liberación, Perspectivas” fue siempre una propuesta de sensibilización, desde los pobres, a mirar desde esa realidad a nuestro Dios, es decir una encarnación auténtica.
Sus numerosos y polémicos libros, no siempre fue comprendidos y aceptados, porque su propuesta de reflexión siempre fue inductiva, desde la realidad, desde una mirada crítica.
Tuvo muchas veces que explicar sus afirmaciones, tuvo que aprender a callar, a respetar el silencio. Sin embargo, su reflexión está hoy más que nunca presente en medio de la sociedad y de la Iglesia, porque una fe sigue emergiendo en medio de los sencillos y humildes. En medio de la religiosidad del pueblo, en medio de la lectura orante de la Biblia.
Vale la pena leer este texto introductorio de su libro Teología de la liberación, perspectivas.
“Este trabajo intenta una reflexión, a partir del Evangelio y de las experiencias de hombres y mujeres comprometidos con el proceso de liberación, en este subcontinente de opresión y despojo que es América Latina. Reflexión teológica que nace de esa experiencia compartida en el esfuerzo por la abolición de la actual situación de injusticia y por la construcción de una sociedad distinta, más libre y más humana, La ruta del compromiso liberador ha sido emprendida por muchos en América Latina y entre ellos por un número creciente de cristianos: a sus experiencias y reflexiones se debe lo válido que pueda haber en estas páginas”
(TLP, Lima CEP 1971. p.9)
Se fue este sacerdote peruano, que nos deja un gran legado de seguir, viviendo la fe de Jesús, presente en medio de la historia de los pueblos.

Escrito por: José Ignacio González Faus
Tomasito de América Latina
Así te llamó Casaldáliga, querido Gustavo. Y cabría discutir si debió haber dicho Tomasito o Tomasote. Pero esto es ahora lo de menos. Lo primero es constatar que tu nacimiento a la verdadera vida deja una extraña sensación de alegría y tristeza a la vez. Porque es también tu partida de aquí. Me siento ahora como un lienzo bicolor que, según como lo mires, tiene un color u otro y, a poco que lo dobles, ambos a la vez.
Recuerdo ahora que nuestro primer encuentro (en aquel encuentro famoso del Escorial de 1972) tuvo algo de choque. Ya no sé con qué palabras, pero sustancialmente creo que fue porque tú hablabas de la fuerza histórica de los pobres y yo decía que los pobres tienen fuerza teológica pero no histórica. Quizá en aquellos años 72 tenías más razón tú; hoy desgraciadamente, creo que tengo más yo.
Pero de aquel congreso me llevé tu recomendación de “hacer una lectura política de Juan de la Cruz” (como místico y político has sido tú), y de que no hay dos historias (una sagrada y otra profana que no nos interesa) sino “una sola historia”. Y que creo me han llevado a intentar leer lo que pasa en la historia, buscando lo que Jesús calificaba como “signos de los tiempos”. Gracias Gustavo.
Luego nos vimos muy poco. Pero dio la casualidad de que Julia, una buena amiga de aquí de Barcelona casada con un norteamericano, pasaba seis meses al año en Estados Unidos, precisamente en el mismo lugar donde vivías tú entonces. Asistía a todas tus charlas y nos mandábamos recuerdos cada vez.
Pero lo que ahora quisiera comentar es otra cosa. Otros estudiarán tu teología y tu pensar tan intuitivo. Yo prefiero cantar y aplaudir tu actitud de total fidelidad a la Iglesia. Pocos sabrán lo que tú has padecido, cómo más de un papa te miró con claro encono: por “comunista” o porque expresiones como esa de “practicar a Dios”, parecían activistas y poco intelectuales. Cómo, en aquel congreso citado de 1972, te preguntaron algunos periodistas qué pasaría si la Iglesia cuestionara la opción por los pobres, y viniste a responder que sería como una manera de estar crucificado: con la fidelidad a unos por un lado, y la fidelidad a la iglesia por el otro. Y cómo esa amenaza te estuvo acompañando un tiempo y cuánto hay que agradecer a los hermanos dominicos que te acogieran en su orden para liberarte de otras jurisdicciones más inquisitoriales. ¡Ya se nota que conservan vivo el recuerdo de lo que le pasó a Tomás de Aquino!
Y ¡qué contraste, para terminar, con la reacción en Bélgica de esas gentes que amenazan con dejar la Iglesia por lo que dijo Francisco sobre el aborto! Dan la sensación de que su eclesialidad es más sociológica (por haber nacido en un país católico) que cristiana: pues parecen pensar que la pertenencia a la Iglesia se justifica porque sus autoridades “piensan como yo”, y no por lo que la Iglesia significa.
En fin, esto va escrito a vuelapluma (o a vuelatecla) y no puedo alargarme más. Un Tedeum por ti.

Escrito por: Felipe Pequeño
Lo conocí. Fue maestro. Guía
Me conoció, éramos socios de una misma plataforma de pensamiento y trabajo. Sería exagera decir que éramos amigos, porque a nivel personal no nos intercambiamos. Me conoció por el movimiento ONIS en la década 70 en el Perú. En reuniones y retiros nos encontrábamos, y luego nos permitió a un grupo del Cono Norte de Lima asistir a un curso en la Universidad Católica de Lima titulado “El Marxismo y El Cristianismo”.
Yo fui un joven sacerdote misionero, sin formación adecuada para las misiones, y ciertamente ingenuo en las áreas de teología y ciencias sociales. Al mismo tiempo pertenecí a un grupo religioso conocido por no ser abierto a este nuevo corriente pastoral y teológico identificado con Gustavo, el equipo teológico de la UCP o la metodología de reflexión crítica de ONIS. Fue casi por accidente y un incidente oportuno que me invitaban a una reunión de ONIS y desde este tiempo el despertar a una génesis de formación que ha marcado mi vida. Medio siglo después me doy cuenta como este tiempo fue tan especial en el desarrollo de la vida de la iglesia, en el Perú y todo el mundo.
La ultima vez que estuve con Gustavo él estaba en Toronto recibiendo un reconocimiento académico en la Universidad de Toronto. Como parte de la presentación Gustavo tuvó que dar una charla en la Iglesia San Basilio acerca de su teología. Antes de iniciar su discurso ví que tenia tos, entonces le acerque para ofrecerle una pastillas de garganta. Me reconoció y me agradeció.
Estuve sentado no muy atrás en la iglesia cerca a un grupo de estudiantes orientales que venían de un colegio protestante. Sin duda su profesor les habían dirigido a escuchar la charla y tomar notas. Inglés no fue su legua principal, ni tampoco por Gustavo. Vi que estos estudiantes encontraba la presentación de Gustavo muy difícil de entender y entre ellos preguntaban que decía Gustavo. A uno de ellos le pedí su cuaderno y comencé tomar notas. Con esto los estudiantes se tranquilizaban. Había escuchado varias veces a Gustavo y entendí su presentación que fue una introducción a la denominada “Teología de la Liberación”. Al finalizar la presentación devolví al estudiante el cuaderno con varias páginas de notas. Fueron muy sorprendidos y agradecidos. Ojalá el día siguiente su profesor fue muy impresionado con el trabajo de sus estudiantes.
No puedo expresar con pesar este momento al aprender que Gustavo, llegando a 96 años de vida, a pesar de sus dificultades físicos del niñez, a pesar de las dificultades y trabas que le ponían como académico, filosofo y mentor, ha terminado su peregrinaje de casi un siglo. Merece ser reconocido como “Doctor” de la Iglesia, tal vez en tiempo. Pasando por los abusos bajo el Papa polaco y el alemán, en sus últimos años recibió la alabanza y gratitud del Papa Francisco, el Argentino.
Lo importante de la teología de Gustavo no fue solamente en el escrito publicado, sino en su metodología, su capacidad del escuchar y reformular las esperanzas de la fe desde los demás, especialmente de los sectores en lucha y sufrimiento.
Recuerdo a Gustavo como hermano mayor, con gratitud por el gran privilegio de haber compartido, aunque sea tan poco, en estos años claves de la formulación de esta expresión tan evangélica de la Buena Nueva.
Gracias Gustavo, fiel apóstol y serviente humilde del Maestro.