

Ciudadanía neoliberal
A partir de los resultados de los sondeos de opinión pública del ERIC, hacemos lectura del impacto del neoliberalismo en la cultura política hondureña, encontrando un marcado desencanto con la política, con los partidos políticos y las instituciones públicas. Los impulsores del modelo han logrado imponer una narrativa de que los problemas del país, es culpa principalmente de los políticos y funcionarios públicos o de la ciudadanía, ocultando la responsabilidad del modelo de gestión de la economía.
El neoliberalismo establece que a menor estado mayor desarrollo de los pueblos y, por el contrario, a mayor estado mayor subdesarrollo. Llevamos más 30 años de desmantelamiento del Estado, 30 años de elecciones y treinta años de acumulación de conflictos sociales. En esta lógica se entiende y se reafirma la democracia como instrumento para la alternabilidad del poder, pero no como instrumento para resolver los problemas fundamentales de la gente.
Estamos frente a una población que sufre la crisis de los hospitales públicos, crisis en el servicio de energía eléctrica, no hay inversión pública en universidades y se profundiza el desmantelamiento de los sistemas de protección social, como en el instituto de seguridad social, el sistema de pensiones y jubilaciones.
En las últimas tres décadas, el Consenso de Washington y los organismos patrocinadores lograron penetrar la conciencia de las grandes mayorías, la desfiguraron como pueblo y la convirtieron en simples consumidores. Al mismo tiempo, reforzaron la idea de que sólo el mercado garantiza la libertad, asegura una gestión eficiente, transparente y donde hay oportunidades para todo.
Sin embargo, la crisis económica es el problema fundamental del país. Seis de cada diez hondureños y hondureñas, identifican la crisis económica como principal problema del país y es la razón central de porqué la gente está migrando del país, al tiempo que lo sitúa como el principal fracaso del gobierno, como principal desafío a enfrentar y como la principal prioridad del año. Un problema que se repitió por 13 años y descontento va en aumento. Cada año entran de 130 a 150 mil jóvenes al mercado laboral y aquí es donde brota la pregunta del siglo: ¿Dónde termina la responsabilidad del estado y empresa privada en resolver la crisis económica y dónde comienza la responsabilidad del modelo económico? No tenemos respuesta a la pregunta y tal vez es momento de abrir el debate entre todos los sectores sociales.

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