Epidemia de la motocicleta
Una epidemia silenciosa está instalada en los principales hospitales del país. El dengue es pequeño con la cantidad de muertes y la cantidad de recursos que el estado y las familias invierten en el nuevo fenómeno. Hablamos de la cantidad de personas que entran a los hospitales por los accidentes de motocicletas.
En los pasillos de los hospitales abundan los testimonios sobre la cantidad de personas que llegan con fracturas, quemaduras de la piel, así como son cotidianas la cantidad de iniciativas en las comunidades haciendo colectas de fondos para pagar operaciones quirúrgicas de motociclistas accidentados.
También abundan los testimonios de personal médicos preocupados porque las salas de emergencias, salas de operación e incluso Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) están abarrotadas de los pacientes de las motos. Según el vocero del hospital Escuela, “el Estado gasta alrededor de 100 mil lempiras por cada motociclista que ingresa con lesiones no tan graves, pero si este debe ingresar a la UCI, el costo puede rondar hasta el millón de lempiras”.
El drama crece cuando vemos los datos de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte. De los 9,205 accidentes de tránsito registrados durante 2024 a nivel nacional, 6,443 han sido provocados por conductores de motocicletas que, en la mayoría de los casos, manejaban a exceso de velocidad, sin ningún tipo de protección y bajo el efecto de alcohol o droga. Y más dramático aún, es que de los 984 muertos en accidentes de tránsito registrados en lo que va del año, 295 corresponde a motociclistas.
Nadie duda de que la motocicleta se ha convertido en el transporte de los sectores populares del país, su éxito está en la eficiencia y economía para los usuarios, también porque nuestro servicio de transporte público es de muy baja calidad. Por eso exhortamos a los usuarios de las motocicletas a tomar conciencia sobre la responsabilidad que implica conducir una motocicleta y a las autoridades policiales las exhortamos a desempeñar una labor más efectiva en el sistema vial, y no quedarse viendo a los motociclistas como los eternos clientes de la “mordida” policial.
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