La idolatría al poder y al dinero en la palestra política
El Evangelio nos recuerda que no se puede servir a Dios y al dinero. Y no se puede servir a Dios y a las estructuras de poder que causan la injusticia y la muerte. Esto ha quedado patente en la conflictividad agraria y socio ambiental en el Valle del Aguán.
Aquellos que tienen el poder económico y político han dado al dinero y al poder el lugar que corresponde a Dios y, en consecuencia, han ido estructurando una tela de araña que va poco a poco reprimiendo legal y violentamente a organizaciones populares y defensoras de los bienes naturales y los bienes públicos; han perseguido, intimidado, encarcelado, condenado, estigmatizado a todos los líderes y comunidades que luchan legítimamente y son víctimas de los mega proyectos y la economía extractivista.
Así han sido asesinados a líderes de las grandes causas agrarias y líderes ambientalistas como Jesús Guerra, Carlos Escaleras, Juan López en el Valle del Aguán y, en otros contextos geográficos del país, Margarita Murillo, Berta Cáceres, quienes también fueron asesinadas por aquellos que controlan los poderes oscuros y las estructuras opresivas y criminales del país.
La plaga de la idolatría lleva y arrastra a élites económicas, políticas y militares a participar en dinámicas de corrupción, impunidad y muerte. El quehacer político, tan importante para lograr el bien común y la justicia en nuestro país, se ha convertido así, en un modo de vida que legitima y propaga la injusticia estructural y el mal social que destruyen a nuestra sociedad.
En una coyuntura política en la cual luchamos por recuperar la soberanía nacional con la derogación de las ZEDE, se criminaliza a Juan López, aún cuando ya ha sido asesinado, y a los lideres defensores de los bienes comunes y públicos del Valle del Aguán revocando el sobreseimiento definitivo de las falsas e infundadas acusaciones en su contra. Está muy bien derogar las ZEDE. Pero sin que se cumplan los derechos ambientales de las comunidades que están siendo gravemente afectadas por los proyectos mineros y la economía extractivista, no se puede hablar en Honduras de soberanía nacional..
La construcción de la soberanía es una asignatura pendiente. Y se ha de alcanzar ante todo desde los territorios y desde las comunidades que están siendo destruidas por estos mega proyectos que también acaban con el agua de los ríos, los bosques, las montañas, el aire puro, y asesinan a los defensores y defensoras de los bienes comunes y públicos en nuestro país. Justicia para los defensores y defensoras de nuestra casa común.
No más criminalizaciones de los defensores y defensoras de los bienes comunes y públicos. No más crímenes ni más impunidad. Queremos justicia para estos héroes, heroínas y mártires que también luchan por recuperar la soberanía ante los grandes inversionistas y capitales extranjeros en alianza con los empresarios hondureños que depredan y destruyen nuestra casa común y nuestra dignidad.
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