Nuestra palabra
Sábado, 17 Noviembre 2018

Remesas

Cuando un hondureño o una hondureña deciden abandonar el país en busca de mejores oportunidades, lo hacen con la ilusión de buscarse un trabajo que le permita a su familia aliviar la crisis económica que se vive en los hogares y el desempleo es tan escandaloso que ahora su población se va en grandes caravanas. Muchos de ellos huyen de la violencia, pero la mayoría, huyen del hambre.

Después de enfrentarse a la propia muerte en la ruta migratoria, llegan a Estados Unidos y de inmediato buscan trabajar, como amas de casa, aseadoras, yarderos, trabajos en restaurantes o en la construcción. Cualquier trabajo con tal que genere un salario que le permita a la población migrante se capaz de sostenerse.

Por supuesto que, por su condición de migrantes, sin papeles, reciben un pago mínimo o sueldo diferenciado con el resto de la población que si tiene papeles. No importa que trabajo sea, todo es válido para ayudar a sus familias.

Los políticos y los empresarios, no valoran ese esfuerzo de la población migrante. Los migrantes no solo sostienen a su familia, sostienen también a la clase política y empresarial de este país.

Hace unos días, con una calculadora en mano, el Banco Central de Honduras, hacía números y anunciaba que las remesas para este año que está por finalizar, aumentaría en más de 350 millones de dólares, es decir, cerca de los 9 mil millones de Lempiras. Esto representa una proyección de crecimiento de 4.3% a 8%. Es decir que este año, lo hogares de migrantes, recibirán cerca de 5 mil millones de dólares más, cerca de los 115 mil millones de Lempiras.

Ese dinero sirve a las familias de migrantes, pero también hace que el Estado se desatienda de su obligación de proporcionar salud y educación gratuita, porque muchos de esos fondos de las remesas, son utilizados por las familias para pagar la educación privada y la salud privada. Beneficiándose de esa manera el sector empresarial, que también es dueño de las comidas rápidas que absorbe otra buena cantidad de millones. Y para rematar, es la misma empresa privada que se encarga de trasladar esos fondos de remesas de Estados Unidos a las familias, a cambio de buenos pagos por dicho servicio.

Es decir, los migrantes en Honduras no solo sostienen a sus familias económicamente, también sostienen a los políticos y a la empresa privada. Esos mismos sectores que son los responsables que hayan salido expulsados de su propia tierra. Las remesas sostienen este sistema expulsor.

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