

Tiempos límites
Cerramos el mes de mayo, con el record histórico de ser el más caliente de todos los registros históricos. Todos nos hemos quejado de mayo, porque no pudimos dormir, porque no se pudo hacer la siembra, porque recalentó los sistemas eléctricos, porque generó apagones en el servicio eléctrico. Todos nos quejamos y es así porque mayo calentó todo el planeta.
En junio celebramos el Día mundial del ambiente y los datos que compartió Naciones Unidas son temerarios. Según los datos de Servicio Copernicus y divulgados por el Secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llevamos 12 meses con temperaturas globales por encima de la temperatura calificada como de seguridad por los científicos.
Entre junio de 2023 y mayo de 2024, la temperatura ha estado a 1,63 grados centígrados, arriba de la meta del Acuerdo de Paris contra el Cambio Climático, que establece que el calor extra se contenga en 1,5 grados centígrados para finales del siglo XXI.
Hacemos nuestras las palabras del señor Guterres, quien ha descrito la capacidad destructiva de la humanidad: “Así como el meteorito que extinguió a los dinosaurios, nosotros también estamos teniendo un impacto desmesurado. En el caso del clima, no somos los dinosaurios, somos el meteorito. No solo estamos en peligro. Somos el peligro”. Las angustias de mayo deben sacudirnos para actuar urgentemente en defensa de la casa común. Los datos de la Organización Meteorológica Mundial advierten que, por efectos del fenómeno del niño y la niña, los próximos cinco años serán igual a este de caliente.
Una advertencia que nos debe movilizar a tomar acciones urgentes en todos los sectores sociales, políticos y económicos. Las altas temperaturas provocan temporada ciclónica potentes, provocan temblores, porque al fin de cuentan el huracán es el mecanismo que tiene el mar para liberar la temperatura de los océanos y los sismos son el mecanismo que tiene la tierra para liberar la temperatura. Todo está conectado, y en esa ecuación climática los seres humanos somos los más frágiles y los más destructivos.
Son tiempos límites, donde todos estamos llamados a tomar acciones para salvar el planeta. Tenemos que parar ese productivismo, consumismo y descarte irracional, porque eso solo nos conduce a la muerte. De esta amenaza nadie se salva, tenemos el enorme desafío de pasar de la queja y convertir esta preocupación en la acción fundamental de la sociedad y Estado.

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