Por Leticia Salomón, investigadora y socióloga
Los sondeos y encuestas tienen un fundamento científico y de mucha precisión metodológica; eso es cierto cuando quienes la diseñan y ejecutan lo hacen con el ánimo de hacer llegar opiniones, percepciones, frustraciones y sueños a quienes dirigen el país y a quienes toman decisiones, para que se enteren de cómo está la temperatura en la sociedad en torno a temas de vital importancia. Y es que mientras se está en la cima del poder político, por lo general se crea una burbuja en la que todos dentro de ella creen que están haciendo las cosas bien y todo aquél que se atreva a decir lo contrario es un enemigo al que hay que atacar, denigrar, desprestigiar y, de ser posible, criminalizar.
Pero esto de las encuestas se ha venido deformando en nuestro país y en muchos otros: Las firmas encuestadoras, en su mayoría, cobran por incluir nombres de políticos en el cuestionario, inclusive, negocian el lugar en que lo van a colocar en el respectivo listado; también cobran por incluir los partidos, grandes, bonsáis y mini-mini que ni siquiera son conocidos por la ciudadanía. Pero hay más: cobran también por la inclusión de preguntas que les favorezcan y hasta por el número de respuestas favorables o desfavorables que pueden recibir, por lo que, en algunas de esas encuestas, aparecen personas anónimas y líderes desprestigiados, punteando las mismas y tratando de convencernos de que ese es el próximo ganador de las elecciones. Lo mismo pasa con temas sensibles para el país como la corrupción, el narcotráfico, el desempleo, las relaciones con Estados Unidos y con China, y la simpatía o antipatía con “Cuba, Venezuela y Nicaragua” y a veces con México, Colombia y alguno más que les incomode.
Hace un tiempo hubo un presidente, que todavía está vivo, que pagó tanto a una encuestadora que lo colocaron con un 97% de popularidad en su segundo y tercer año de gobierno, lo que provocó tremendas carcajadas en los observadores y analistas del momento. De la misma manera, cada bando o grupo de interés da a conocer sus encuestas, cuidando de que no figuren sus nombres por cualquier requerimiento de responsabilidad, con resultados totalmente distintos: los de un grupo dicen que su candidato le lleva una ventaja de 30 o 40 puntos al otro candidato, mientras que los del otro grupo dicen que es al revés. Ahí tenemos una muestra de manipulación extrema que no ha sido debidamente atendida por ninguna institución encargada de velar por el juego limpio en las elecciones, sean estas primarias o generales.
Cada grupo de interés, con políticos y empresarios a la cabeza, paga sus propias encuestas o incluye preguntas que no aparecen en los resultados publicados, para ahorrarse en el costo, con el requisito de confidencialidad extrema, para enterarse de la verdad y tomar sus propias decisiones. Eso hicieron los empresarios a escasos días de las elecciones de noviembre de 2021 y ahí se enteraron de que Salvador Nasralla tenía una diferencia abismal con respecto a la entonces candidata Xiomara Castro y ahí lo convocaron los empresarios, le doblaron el brazo y le obligaron a ir en alianza con LIBRE a nivel de la Presidencia de la República.
Por todo ello, y mucho más, no creo tanto en las encuestas que circulan como música de moda en las redes sociales, y que son destacadas por los medios de comunicación, de acuerdo a sus intereses particulares; con el perdón de los directores o propietarios que no lo hacen, nos tratan de manipular con los porcentajes a favor o en contra, el grado de confianza y la pregonada precisión de la muestra para impresionarnos a los simples mortales, lectores de un país sin el respectivo ombudsman de los lectores. No les tengo confianza, pero debo reconocer que el Sondeo de Opinión del ERIC es un esfuerzo que merece mi absoluto respeto en una iniciativa que realizan desde 2010. No siempre estoy de acuerdo con algunas afirmaciones o adjetivos que colocan quienes interpretan los resultados, pero, aun así, considero que es un valioso instrumento para la toma de decisiones.
Premisas para analizar los datos
1. La candidata de Libre ganó con el 51.12% de los votos en las elecciones de 2021, lo que significa que no contó con los votos favorables del 48.88% de los electores.
2. Podemos quitarle un 5% del total, o más si quieren, de los seguidores de Salvador Nasralla, lo que nos dejaría con un 46% de personas que votaron directamente por ella, sea del voto duro de Libre o de los independientes que se inclinaron por ella al momento de votar.
3. Si la muestra está bien diseñada, tiene que reflejar la verdadera situación del país: 46% a favor de la presidenta y 54% en contra (sea porque pertenecen a otros partidos o porque votaron en blanco o anularon sus votos).
4. Lo normal es que quien preside el poder Ejecutivo vaya disminuyendo el porcentaje de simpatía por el desgaste natural de la legitimidad en el ejercicio del gobierno, a menos que concentre atención y recursos en un tema de mucha sensibilidad como la seguridad en El Salvador que potenció la popularidad del presidente; de lo contrario, los porcentajes seguirán bajando y el propósito de todos ellos se centra en mantenerse en el porcentaje de votos con que ganó las elecciones, o un poco más, siempre y cuando quien preside el Ejecutivo disponga de la libertad para gobernar sin que su gestión esté bajo el acecho de los opositores o desplazados de los beneficios del gobierno anterior.
5. La gente ha entrado en una etapa de fastidio con los políticos: “son iguales de corruptos”, “todo lo quieren para ellos”, “tantos problemas y no hacen nada para resolverlos”, lo cual ha sido estimulado por la oposición a través de todos los medios a su alcance y de la construcción de narrativas que buscan colocar eso y más en la conciencia de la ciudadanía.
6. La situación económica, de la salud y de la educación, sumadas a la inseguridad y la lucha contra la corrupción son cinco ejes del desarrollo económico y social que este gobierno recibió en harapos (seguiré preguntándome siempre por que el gobierno no informó al país sobre los despojos que recibía en su dimensión exacta) y ahí tienen los resultados: mucha gente atribuye a este gobierno las limitaciones para avanzar en estos temas.
7. Las opiniones de los encuestados sobre esos cinco temas y muchos más, se insertan en la manipulación mediática que determina su percepción de los hechos, sobre temas extremadamente sensibles que se deslizan a la actualidad para evitar que el gobierno anterior y sus cómplices sean señalados en sus excesos.
8. El desencanto con las instituciones del Estado se ha ido generalizando, al grado que se observa una similitud en la forma en que los encuestados califican a una u otra, casi por inercia, al punto que debe obligar a los diseñadores de encuestas a rediseñar las preguntas para que estos indicadores sirvan de algo.
9. Es igual la referencia general a la opinión sobre los medios de comunicación y las iglesias: son preguntas generales que reciben respuestas generales, obviando señalar cuáles, cuándo, en qué temas, por qué.
10. Si la muestra diseñada para una encuesta es un reflejo de las desigualdades y diferencias que existen en el país, las respuestas obedecen a la lógica de lo que es el país: polarizado, confrontado y con un 46% de la población, o un poco menos, a favor de la presidenta y un 54% en contra. A partir de ahí hay que interpretar los resultados del Sondeo. Veamos algunos resultados:
Algunos resultados a destacar
1. En relación al año anterior: 45.9% dice que el país está peor (recordar que el 48.88% de los electores estaban en contra de la presidenta en 2021 y seguramente lo sigue estando); el 14.2% dice que está mejor y el 39.3% que está igual (de bueno o de malo).
2. El 32.1% de 48.88% dice que la imagen de la presidenta ha empeorado del año anterior a este; el 14.6% de 46.0% dice que ha mejorado pero el 52.1% dice que la imagen sigue igual (una parte del 48.88% y otra parte del 46.0%, esta podría ser una opinión favorable o desfavorable con respecto al año pasado: porque “sigue igual”, es un indicador confuso ya que no se sabe si sigue igual de bien o igual de mal).
3. El análisis de estos dos indicadores, los que dicen que la imagen ha mejorado y los que dicen que sigue igual “de bien”, parece coincidir con el índice de aprobación de la gestión presidencial de CID Gallup, de mayo de 2024, que le atribuye un 52% de aprobación y la coloca dentro de los cinco mandatarios del continente mejor evaluados de los 12 incluidos por la encuestadora.
4. El 53.2% dice que el gobierno no ha tenido ningún logro (del 48.88% de los que están en contra de la presidenta a lo cual se suman los de Salvador Nasralla y uno que otro manipulado).
Conclusiones para la toma de decisiones
1. Según el Sondeo del ERIC, la atención de la gente, esté a favor o en contra de la presidenta, está centrada en 5 temas: Resolver la crisis económica; cumplir promesas; luchar contra la corrupción y la impunidad; mejorar los sistemas de salud y educación; y resolver la violencia o inseguridad. En todos ellos el gobierno debe informar cómo avanza y proporcionar noticias alentadoras de la esperanza, en particular en el tema del combate la corrupción y la impunidad para marcar distancia con respecto al gobierno anterior. Es tiempo de presentar resultados de cómo van avanzando en el abordaje de cada uno, con fuerza para generar impacto, recordando que estos son temas que se están abordando en otros países, ahí mismo en El Salvador con el énfasis en la solución de la situación económica en este segundo período de Bukele.
2. Estos dos temas, CORRUPCIÓN y COMBATE A LA IMPUNIDAD, son centrales para diferenciar este gobierno del anterior impulsando la consigna de CERO CORRUPCIÓN y aquí debe prestársele atención a dos temas extremadamente sensibles: a) las compras de equipo y medicina en salud, y b) las licitaciones o contrataciones directas en infraestructura (hospitales, carreteras, escuelas, canchas, etc.), que fueron los pilares que sustentaron la corrupción de JOH y sus cómplices; esto, para demostrar fuerte y claro que Libre y el Partido Nacional, no son iguales.
3. Hay un dicho popular que dice que alguien no solo debe ser transparente, íntegro, no corrupto, sino PARECERLO. Y en este sentido el gobierno debe enviar un fuerte mensaje a la sociedad de que no se permitirán actos de corrupción y que todos aquellos que sean señalados deberán ponerse a la orden del Ministerio Público para ser investigados. De esta manera pondrán distancia con respecto a JOH quien movía todas sus influencias en los operadores de justicia para invisibilizar denuncias que podían llegar hasta él.
4. La mirada de todos, dentro y fuera del país, en particular de esa oposición que habla de la corrupción que corroe el país desde hace cien años (CNA y COHEP en reciente comunicado), para diluir la responsabilidad del partido Nacional y sus cómplices del partido Liberal, iglesias evangélicas, medios/altos empresarios y otros. Los dos ejes de la corrupción de JOH: compras de equipo y medicinas en salud, y licitaciones o contrataciones directas en infraestructura (hospitales, carreteras, escuelas, canchas, etc.) deben colocar la atención gubernamental y social en las instituciones estatales encargadas de estos temas para demostrar a propios y extraños que esa corrupción no echó raíces en esas instituciones del Estado y que si lo hizo serán abordados con habilidad quirúrgica. Muy bien la intervención del Instituto de la Propiedad por presunta corrupción y la investigación por parte del Ministerio Público de la potencial corrupción en la municipalidad de San Pedro Sula. Ojalá se manejen de igual forma similares denuncias en el futuro inmediato.
5. Las personas necesitan sentir, y no solo percibir, que las cosas van mejorando para toda la familia y para aplacar ese deseo de irse que se intensifica cuando se termina la esperanza. Al gobierno le toca repartir alegría, confianza y certeza de que sí se puede salir del abismo en que nos dejó el gobierno anterior. No le toca resolver la situación económica porque para ello se necesitarán varios gobiernos y el esfuerzo de todos. A la oposición le toca ser responsable y no agravar el desencanto y el descreimiento social porque el día en que la esperanza se termine, ellos serán los primeros en salir corriendo, diciendo que ya llegó el “comunismo come niños” al país.
6. El Sondeo aporta resultados valiosos para entender lo que pasa en el país en su diversidad política, gubernamental, social e ideológica. Recoger opiniones a través de sondeos, encuestas o entrevistas sirve para configurar la percepción de la ciudadanía misma que, a veces, coincide con la realidad y, a veces, no lo hace; pero la percepción es la que induce a las personas a votar en las próximas elecciones por los candidatos que considera son los adecuados. Al gobierno le toca incidir sobre los factores que alteran la percepción ciudadana sobre sus logros y a la oposición le toca jugar limpio y demostrar que se ha ganado el calibre ético para competir en las próximas elecciones.