Una deuda enorme con la niñez hondureña
Hoy, en Honduras, celebramos el Día del Niño y la Niña. Es habitual ver cómo las escuelas, barrios y colonias se llenan de piñatas, confites, pasteles y, en algunos casos, incluso de comidas especiales para honrar a nuestra infancia. Los mayores esfuerzos son de padres y madres de familia, maestras y maestros que con generosidad llenan a la niñez de juego y sonrisas.
Nunca faltan diputados y candidatos de toda estirpe que aprovechan la ocasión para hacer campaña y elevar perfiles a costa de la niñez. Llegan a barrios, colonias, aldeas, escuelas, parques y veredas, listos con el cel para la foto y subirla de inmediato a las redes sociales. Qué generosidad la de tanta gente politiquera!, pero eso sí, volverán, sí volverán, pero hasta el 10 de septiembre del otro año. Así va la vida de tanta gente aprovechada.
Mañana, el Día del Niño y la Niña quedará atrás. Y la niñez empobrecida quedará, pero olvidada, sin piñatas y sin fotos. La realidad cotidiana regresa con fuerza, y la sociedad vuelve a los narcovideos, al desfile de individuos vinculados al crimen organizado en el Ministerio Público y a uno que otro espectáculo en el Congreso Nacional. El bienestar infantil queda relegado al rincón de los olvidos.
Mañana, sí, mañana vuelve la dura realidad de ver a nuestros niños y niñas limpiando vidrios en los semáforos, reciclando botellas o incluso inhalando pegamento. Las familias siguen sufriendo por la violencia que, en promedio mensual, cobra la vida de 50 niños y adolescentes, sin que haya compromisos por políticas públicas efectivas para proteger a esta población infantil merecedora de una nueva oportunidad para crecer, reír, estudiar con dignidad.
No queremos una celebración puntual en el día del Niño y la Niña. Hemos de asumirlo como una enorme deuda que toda la sociedad tenemos con nuestra infancia, comenzando por los tomadores de decisión desde el Estado hondureño. Este día ha de ser un llamado a la responsabilidad de enfrentar los desafíos y luchar por ofrecer un país donde la niñez crezca sin temor, sin corrupción, y donde sus padres no tengan que emigrar ni cargar con violencia y desempleo.
Están muy bien las iniciativas para que este día nuestra niñez se alegre y disfrute. Pero que sea un primer paso hacia un compromiso real y duradero para garantizar la vida de nuestra niñez. Que la algarabía de este día dure todo el año, para que como un jardín, nuestra niñez sea hoy y para siempre el más bonito adorno de nuestra sociedad.
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