De acuerdo a datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) el 6, 3 por ciento de niños, niñas y jóvenes indígenas de 7 a 18 años es vulnerado en su derecho a la educación en América Latina y el Caribe, puesto que no han accedido a ella formalmente o la han abandonado sin aprobar ningún año de estudio.
Las estadísticas no son nada alentadoras: el 12 por ciento de la población en América Latina y el Caribe convive con algún tipo de discapacidad, es decir, más de 66 millones de personas; se estima que del total anterior sólo entre el 20 y 30 por ciento de los niños y niñas con discapacidad asiste a una escuela.
Ante el escenario anterior la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) lanzaron en Tegucigalpa, Honduras, el Observatorio Regional de Educación Inclusiva (OREI).
Dicho observatorio se instala con el objetivo de hacer un seguimiento a los obstáculos, avances y experiencias de la educación inclusiva en América Latina y el Caribe con miras a impulsar cambios hacia horizontes de igualdad y justicia, detalló Camila Crosso, coordinadora de CLADE.
UNESCO y CLADE enfatizaron que en la región latinoamericana y del caribe, de acuerdo a datos de organizaciones enfocadas en el tema educativo, existen alrededor de 33 millones de personas adultas que carecen de conocimientos básicos de lectura y escritura; el 55 por ciento de ellas son mujeres.
Paz Portales, coordinadora del programa de la Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO), comenta que el Observatorio no solamente pretende impulsar que los sistemas educativos sean inclusivos, sino que también “se trate que los que están dentro del sistema educativo logren los aprendizajes que se requiere para poder garantizarles su derechos a la educación y mejoremos los programas y la calidad de la políticas para una educación de calidad”.
Una herramienta “para trabajar en el sentido correcto”
La instalación o lanzamiento del OREI, se realiza en un escenario hondureño en el que aún no se olvida las represiones a alumnos y alumnas y el asesinato de cuatro estudiantes de educación que exigían, a través de manifestaciones y tomas de centros educativos, calidad escolar y mejora de la infraestructura de sus colegios.
El ministro de educación, Marlon Escoto, manifestó que el OREI será la mejor referencia que el sistema educativo tendrá para poder “orientar su trabajo y acciones en el sentido correcto”.
“En los últimos años, UNICEF nos entregó un informe que establece que al menos 300 mil niños con edad escolar no estaban en la escuela; luego hay otras poblaciones de jóvenes, que el Instituto de Nacional de Estadísticas calcula que hay cerca de un millón de jóvenes que se salieron de la escuela y que tampoco están trabajando, estos requieren un proceso de reinserción escolar”, dijo Escoto.
ALER impulsará el OREI
El Observatorio además será una plataforma de difusión de diagnósticos, monitoreo y promoción de debates públicos en torno a los principios de no discriminación y la inclusividad, serán difundidos desde la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), comenta su vicepresidente, Leonel Herrera.
“En nuestra asociación muchas de nuestras radios se caracterizan por hacer un énfasis en el componente educativo, muchas de nuestras radios surgieron con propósitos educativos para hacer llegar a comunidades remotas los procesos de educación formal que no alcanzaban llegar con el sistema de los Estado”, comenta Herrera.
Las radios asociadas a ALER “tienen una fuerte vinculación con el trabajo de la educación formal y no formal, entonces desde ahí el aporte que nosotros podemos hacer al Observatorio es importante”, agrega.
Las organizaciones que impulsan el OREI destacan que entre los años 2000 y 2010 uno de cada seis estudiantes desertó de la educación secundaria en América Latina y el Caribe. Asimismo, que existen importantes desigualdades entre estudiantes provenientes de hogares de escasos recursos económicos, grupos étnicos y zonas rurales.