

El cáncer de la democracia: Política Limpia sin presupuesto
La parálisis del Congreso Nacional no es un hecho aislado. Es parte y expresión de la conflictividad, la polarización y los pactos ocultos entre las élites de los partidos políticos. Muchos temas están sobre la mesa sin avanzar y se incrementa la mora judicial en el país.
La Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización, conocida como Unidad de Política Limpia, es la institución llamada a garantizar la transparencia y la fiscalización de los fondos que financian las campañas electorales y los partidos políticos. Sin embargo, a cinco semanas de las elecciones, el Congreso Nacional no ha aprobado aún el presupuesto que esa instancia necesita para realizar su función. Esto afecta gravemente la fiscalización del proceso electoral, puesto que limita en extremo la capacidad operativa para realizar las auditorías e investigaciones de campo e impide que se realice la supervisión necesaria previo a las elecciones generales.
No es por casualidad entonces, y hay bases para sospechar, el interés subyacente de sabotear la transparencia y de obstaculizar la aprobación de otras leyes más que beneficiarían al pueblo hondureño, sobre la base de que es el Congreso Nacional quien puede auditar el origen, los montos y el destino de las campañas electorales. No es un asunto solamente técnico, sino un problema político fundamental, porque así se evade la fiscalización de fondos provenientes del narcotráfico, atentando directamente en contra de la voluntad popular y el Estado de derecho.
Sin la fiscalización de los orígenes de los fondos, se asegura la impunidad para quienes violan la Ley de Política Limpia. Además, los candidatos que tienen fondos garantizados de estos grupos mafiosos tienen grandes ventajas por sobre aquellos que hacen campañas honestas con el firme propósito de servir al país. Y por si esto fuera poco, si ocurriera que estos candidatos que están al servicio de estos intereses oscuros ganaran las elecciones, continuarán las estructuras de criminalidad operando en las distintas instancias del Estado.
Esta parálisis en el Congreso Nacional ha de ser denunciada por los diversos sectores de la sociedad que estamos apostando por unas elecciones limpias, transparentes, legítimas y confiables. La democracia no se compra, se construye con la institucionalidad y la participación de los hondureños y hondureñas que queremos acabar con el cáncer de la corrupción y la criminalidad.
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