Las elecciones en Estados Unidos, están marcadas por un ambiente de polarización y temor a posibles conflictos post-electorales. En especial, se han visto intentos por parte del Partido Republicano de sembrar dudas sobre la validez de los resultados electorales cuando estos no les sean favorables. Esto ha llevado a esfuerzos por mostrar al sistema electoral como débil y lleno de fallas, a pesar de que en las elecciones de 2020 no se encontró evidencia de fraude y se demostró la confiabilidad del mismo.
En el ámbito de los derechos humanos de los votantes, varias iniciativas legislativas a nivel estatal o local han buscado dificultar el acceso al voto de ciertos sectores. Entre estas medidas, destaca la implementación de requisitos de identificación con foto, algo difícil de obtener para muchas personas, especialmente de la tercera edad. Además, en lugares como Virginia, la depuración del padrón electoral ha afectado a personas que cometieron errores en su registro o que no firmaron como ciudadanos estadounidenses, limitando o dificultando su derecho al voto.
Sin embargo, existen mecanismos eficaces que buscan asegurar que la manipulación o la desinformación no afecten el comportamiento electoral. Además, el sistema judicial ha sido efectivo al resolver conflictos legales, como sucedió en 2020, cuando todas las disputas fueron desestimadas por falta de evidencia. La principal inquietud radica ahora en cómo se está fomentando la desconfianza hacia un sistema electoral que, hasta la fecha, ha demostrado ser funcional.
También, existen numerosos esfuerzos por proteger el derecho al voto de los grupos minoritarios, recordándoles que el voto es secreto y asegurando condiciones en los centros de votación para prevenir el hostigamiento o la intimidación. Asimismo, se han implementado leyes que protegen a los votantes y garantizan un ambiente seguro.
Impacto de las Políticas Migratorias en la participación electoral
La migración ha sido un tema esencial en las elecciones, siendo una prioridad para gran parte del electorado. En este contexto, el voto latino se presenta cada vez más diverso; no es un voto homogéneo, ya que representa una población diversa y en crecimiento. Sin embargo, preocupa la retórica de algunos candidatos que buscan categorizar a los inmigrantes como criminales. Por ejemplo, en Ohio, un candidato afirmó que los haitianos están comiendo gatos y perros, un comentario que genera miedo y violencia en el resto de la población.
Respecto a la influencia sobre la comunidad migrante, Maureen Meyer es la vicepresidenta para programas de la Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA), dijo en Radio Progreso que, el discurso antiinmigrante que acusa a esta población de ser criminal y promete deportaciones masivas atraiga a ciertos votantes indecisos, quienes pueden creer que la población migrante es violenta y que es necesario cerrar la frontera. Sin embargo, algunos sectores recuerdan que ambos candidatos, tanto demócratas como republicanos, han endurecido sus posturas migratorias. No obstante, los demócratas han tratado de equilibrar su postura al proponer un camino hacia la ciudadanización de este grupo, lo cual podría beneficiarles en el voto migrante.
Para Meyer, en términos de derechos humanos, los candidatos presentan visiones muy distintas que podrían reflejarse en sus políticas hacia América Latina. Donald Trump, durante su gobierno, centró su enfoque en la migración, el cierre de la frontera, y buscó convencer a México y Honduras para firmar acuerdos que los convirtieran en «tercer país seguro», evitando que migrantes llegaran a Estados Unidos. Asimismo, priorizó el tema de lucha contra el tráfico de drogas.
Por otro lado, Kamala Harris, como vicepresidenta, “ha puesto más atención en las causas estructurales de la migración en Centroamérica y tiene un discurso más favorable hacia los derechos humanos. A pesar de mantener una política migratoria restrictiva, propone una perspectiva más humana”, dijo Meyer, asegurando que la composición del Congreso será clave para definir temas de cooperación para América Latina en temas de democracia y migración, ya que hemos visto cada vez más restricciones en estos aspectos dependiendo de qué partido tenga el poder.
Ambos candidatos, tanto Trump como Harris, han centrado sus propuestas en migración y el tráfico de drogas, dejando en segundo plano una visión más integral para la región. La comunidad latina en Estados Unidos, así como las poblaciones en América Latina, necesitan una perspectiva más inclusiva, que priorice la defensa de la democracia y los derechos humanos en la región.
Expectativas de la comunidad migrante
En el día de las elecciones en Estados Unidos, este 5 de noviembre, la población, especialmente la comunidad latina, se mantiene a la expectativa de lo que podrían deparar los resultados. Aunque muchos no tienen la condición legal para votar, esperan que quienes sí pueden ejercer el sufragio razonen bien su elección.
Gran parte de la comunidad rechaza al candidato Donald Trump debido a su postura y propuestas orientadas a la deportación masiva y al rechazo de la población migrante. Con un discurso que a menudo promueve hostilidad hacia los inmigrantes, Trump es visto como una amenaza para quienes solo buscan en Estados Unidos la oportunidad de mejorar su vida.
Según Abel Núñez, director del Central American Resource Center (CARECEN), la organización se está preparando para seguir defendiendo los derechos de las personas migrantes independientemente del resultado electoral. Núñez señala que, por un lado, enfrentan a un candidato que ha prometido implementar deportaciones masivas, y por otro, a una candidata cuyo gobierno ha quedado en deuda con la población migrante que contribuye de manera significativa a la economía y desarrollo del país.
Juan Briones, un hondureño originario de San Pedro Sula, lleva más de 30 años viviendo en Estados Unidos. Decidió rehacer su vida en el país y votará en estas elecciones. En entrevista a Radio Progreso reflexió sobre la importancia de no apoyar a candidatos que menosprecien a los migrantes que llegan a este país en busca de una vida mejor, porque en sus países de origen no hay condiciones para vivir.
Para miles de personas latinoamericanos que llegan a Norteamérica, acceder a un estatus legal sigue siendo difícil, independientemente de los años que lleven viviendo, trabajando o formando una familia en el país. Norma Fúnez, hondureña, quien ha vivido en Estados Unidos por más de 30 años, aún no ha logrado obtener la ciudadanía. Ahora teme que un regreso de Donald Trump al poder empeore la situación para los migrantes.
Millones de personas ya han ejercido su voto de manera anticipada, y se espera que el resto lo haga este 5 de noviembre. Los ojos del mundo, y en especial de miles de latinos, están puestos en estas elecciones, ya que de ellas no solo se elegirá al próximo presidente o presidenta, sino también la orientación de las políticas migratorias y relaciones exteriores de Estados Unidos para los próximos años.