Jueves 02, enero 2025  

El camino de la vida desde las diversas miradas

El comienzo de año es oportunidad para echar miradas y saber soñar con los pies puestos en el camino. Ni la mirada de corto plazo ni la de mediana ni la de largo alcance se bastan por sí solas. Siempre son necesarias las tres miradas. Las tres se nutren unas con las otras y las tres pueden conducir hacia procesos hacia una vida y una realidad transformadora.

La mirada de corto plazo se parece a la milpa, al frijolar, a las hortalizas que una familia campesina siembra para asegurar la comida de todos los días, o se asemeja al salario que cada mes o cada quince días recibe una persona que tiene un empleo estable. Son necesarios para el sustento. Sin ese salario quincenal o mensual o sin el maíz, los frijoles y las hortalizas, no se puede asegurar la cotidianidad de la vida.

Pero una mirada de corto alcance no es suficiente y hasta puede ser engañosa, como por ejemplo, dejarnos atrapados en la coyuntura electoral. Es necesario ver la vida y organizarla para mediano plazo, para cinco o diez años. Si nos conformamos con la siembra de la milpa, nos reduciremos a la sobrevivencia, viviremos con aquello de coyol partido coyol comido. Pasaremos revolcados en un presente continuo, sin futuro.

Necesitamos hacer esfuerzos para no quedarnos en la economía de subsistencia. Parecido a quien en el campo, además de la milpa y hortalizas, siembra árboles frutales, naranjos, limones, aguacates, lichas, guayabas, mangos, zapotes y cocos. Así no solo cultivará para la subsistencia del año sino para los próximos años, tanto para vender como para alimento de la familia, tener dinero para educación y salud y hasta para compartir con el vecindario.

De igual manera, una persona asalariada, si ve más allá del mes, puede sacrificar algo de sus ingresos para ahorrar porque luego vienen los gastos escolares, y necesidades médicas para las cuales han que tener alguna prevención. La mirada a mediano plazo nos ayuda a prevenir, a tener puestas energías en asegurar la sobrevivencia cotidiana y a la vez asegurando que haya alimentos e ingresos para los siguientes años.

El largo plazo pone confianza en la vida que siempre nos dará nuevas oportunidades para los nietos y las siguientes generaciones. Ya no solo sembrar la milpa y hortalizas, ni solo los árboles frutales, sino sembrar caobas, cedros, laureles, pinos y liquidámbar para proteger nuestro ambiente, las cuencas de agua, y dejar beneficios como un ahorro y herencia segura para las siguientes generaciones. Así va también la vida en los terrenos políticos y sociales. Todas las miradas e inversiones son complementarias.