

Inhumanidad y desprecio, y gran oportunidad
Lo que observamos en Estados Unidos es todo un laberinto, un caos político que se ha de revertir en contra de las soberbias e intolerancias del equipo de gente rica que lidera Trump. Es el delirio de los avaros que han acumulado capitales infinitos, sin garantizar orden y equilibrio.
Ese es el modelo de liderazgo político en el imperio más poderoso en la faz de la tierra, como expresión dramática de su franco declive. Lo paradójico de esta enloquecida política gringa, es que, viviendo en un caos en lugar de democracia, siguen dándonos lecciones de cómo vivir en democracia al resto del mundo.
Son jueces, condenan o bendicen de acuerdo a sus categorías de democracia, mientras niegan absolutamente todo principio de democracia. Lo cierto es que estamos siendo testigos del desmoronamiento progresivo y con signos de ser irreversible de un imperio que se fue construyendo a lo largo de varios siglos. Es una bestia herida de muerte que se revuelca dejando en el planeta regueros de angustias, sangres y destrozos.
En nuestros lares, en nuestros valles, montañas, ríos, ciudades y pueblos, hay entre las élites criollas quienes llegan al extremo de clamar porque Trump nos haga suyos, al menos Estado libre asociado como Puerto Rico, y se esfuerzan en copiar los desastres que vienen del norte, y repiten en la periferia el estilo de democracia que se va destruyendo al son del desmoronamiento del centro imperial.
El autoritarismo que se propaga por todos estos patios traseros, igual que la violencia y delincuencia armada y militarizada, el narcotráfico y las ondas expansivas de los estalinismos con sabor a trópico, no son sino réplicas de un imperio que solo sabe dar ejemplo de desprecios y racismo, y de elecciones cada cierto tiempo sin que esto tenga que ver con democracia, pero así nos las venden.
A estas alturas de un imperio que se desmorona, no es tanto que la crisis del sur esté impactando en la poderosa nación del norte. Es la crisis del imperio cuyas ondas expansivas se extienden por el planeta entero, y deja subproductos como los migrantes, pero también las guerras, violencias, narcotráfico y en general criminalidad organizada, además de miseria y destrucción ecológica.
Si algo hemos de aprender en estos tiempos ingratos es que las respuestas de dignidad nunca vendrán del norte, ni de las élites, ni de la fuerza, ni de la criminalidad organizada, ni de los dineros fáciles, ni de los militares. Estos tiempos borrascosos nos abren la OPORTUNIDAD única para descubrirnos como pueblos oprimidos, y solo desde nuestra fuerza lograremos que irrumpa un mundo nuevo, para todos compartido. No la desperdiciemos.

Escuchar y descargar Nuestra Palabra