Nuestra palabra

Jueves, 18 – 21 de Abril de 2019

La resurección de la vida que emerge de los escombros

De acuerdo a la Iglesia Católica, con el Domingo de Resurrección comenzamos el tiempo litúrgico de Pascua. Así participamos de la tradición que se remonta a unas mujeres y a unos hombres que dieron testimonio con sus vidas de que su amigo y maestro, Jesús de Nazaret, asesinado injustamente,  había resucitado de entre los muertos.

Respecto a este acontecimiento, los textos evangélicos no disimulan el miedo y la cobardía de los seguidores de Jesús de Nazaret durante el proceso judicial amañado que lo llevó a una condena de cruz.  No sólo narran las traiciones, las negaciones y el abandono a Jesús. Dejan constancia de la frustración que la muerte de Jesús dejó en sus seguidores. Todas las expectativas que les despertó el Maestro habían terminado en el mayor de los fracasos. El proyecto de vida y de sociedad que los seguidores vieron anticipar con la palabra, la vida y el ejemplo del Maestro se habían cortado de un tajo tras su asesinato.

El recuento final de la experiencia con el Galileo era la absoluta derrota personal y grupal. Y los seguidores decidieron entonces retornar a sus antiguas actividades, a volver a la Galilea deprimida y excluyente. No quedaba más alternativa que regresar a retomar las antiguas redes de la opresión y la exclusión en las orillas del lago de Galilea.

Sin embargo, algo extraordinario debió suceder en la vida de estas personas derrotadas. Una nueva oferta se presentó en sus caminos. De pronto, de la soledad más honda y de la derrota absoluta, estas personas cobardes y llenas de miedo y frustración comienzan a reunirse, primero en las casas, y luego en las plazas y el templo. De pronto salen de sus silencios y comienzas a hablar y a predicar de la vigencia de su proyecto de sociedad nueva. Y dan testimonio de que quien soñó y anunció ese proyecto de vida para la humanidad, un hombre crucificado y enterrado, está vivo y presente en sus vidas y en sus palabras.

Por ello, con la resurrección celebramos el triunfo de las víctimas sobre los verdugos, el triunfo de los aplastados sobre los fuertes, el triunfo de los que no existen para la economía y la política sobre los que ponen en marcha la injusticia y la opresión en este mundo.

Si a la Iglesia le corresponde la misión de comunicar y dar testimonio de la resurrección de Jesucristo, ella misma deberá ser una oferta, una luz para las víctimas de este mundo. Y en ella, la población, excluida, la fracasada, la abusada y maltratada por el sistema injusto deberá encontrar la nueva oferta de vida y la presencia viva y liberadora del resucitado. Hoy es nuestro tiempo para resurgir de los escombros ¡¡Felices pascuas de Resurrección a toda nuestra amada audiencia de nuestra Radio Progreso¡¡

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