Solidaridad y responsabilidad

Una vez más queda evidenciado que en cualquier tipo de emergencia la solidaridad hace la diferencia en las angustias de los empobrecidos. En las inundaciones que dejó el huracán Julia la solidaridad salvó vidas y transformó las angustias de mucha gente.

Pero la solidaridad brilla más cuando va acompañada con la respuesta del gobierno con

sus equipos de evacuación y rescate, así como la atención en los albergues y la rehabilitación de los servicios públicos afectados. Aún queda mucho camino por recorrer, pero un acierto del gobierno fue desplegar todos los cuerpos de socorro para atender la emergencia, así como acelerar la transferencia de recursos a las municipalidades, que facilitará una respuesta oportuna a las familias afectadas.

La solidaridad es más poderosa cuando la acción inmediata se transforma en una respuesta organizada. Esa experiencia la están viviendo un grupo de comunidades y organizaciones de El Progreso a través de la Red de Emergencia y Solidaridad (REDES).

Entre las organizaciones participantes hay campesinas, religiosas, educativas, empresas del sector social de la economía, organizaciones que trabajan con jóvenes y voluntarios independientes.

Desde antes de las inundaciones REDES impulsó un fuerte trabajo de gestión para la

construcción de los bordos; durante la emergencia acompañó a las familias en vigilar los niveles de los ríos, trasladar la información de la situación a las autoridades; y después de la emergencia ha impulsado una campaña de solidaridad para atender con alimentos a las familias. Al mismo tiempo ha hecho un levantamiento de información sobre los daños de las inundaciones y las principales necesidades de la gente.

Esa acción sencilla de REDES goza de credibilidad en la gente porque tiene como centro el rostro de las víctimas. Muchos héroes anónimos desde su pobreza comparten lo poco que tienen con quienes más lo necesita, así lo han hechos los feligreses de la parroquia San Isidro en Tocoa, los estudiantes de UNITEC y decenas de donantes anónimos quienes han recogido víveres y los han canalizados a través de REDES.

Las crisis siempre son una oportunidad para sacar los mejor de nosotros, y en coyunturas como las que vivimos la organización y solidaridad brota como el principal tesoro de los pueblos.