El recuerdo de Margarita Murillo y su legado sigue manchado por la sangre inocente y la represión a quienes promueven la justicia popular. Su recuerdo sigue empañado por dos años de impunidad, por el olvido de la justicia de castigar a los responsables materiales e intelectuales de su asesinato.

Margarita Murillo fue asesinada por la espalda un 27 de agosto del 2014. Al momento del crimen las autoridades policiales encontraron una carta con una invitación a un encuentro de organizaciones campesinas y que también tenía una amenaza para que dejara de luchar por la tierra o tendría un derramamiento de sangre.

Al final su sangre fue derramada por las manos de sicarios al servicio de los grupos económicos que tienen en sus manos las tierras del país y que se prestan a criminalizar en contubernio del Estado a los campesinos y campesinas.

En la actualidad, solo sus familiares, amigos, organizaciones cercanas son las que siguen demandando justicia para Murillo, castigo para los responsables y que la verdad salga a la luz y junto a ella la identidad de quienes persiguen y asesinan a los líderes campesinos.

Murillo pertenecía a la Empresa Asociativa Campesina “Las Ventanas de la Producción”, en la que desde hace nueve años se organizaron para recuperar terrenos en el departamento de Cortés, y de esa forma ponerlo en manos de los campesinos tanto para cultivarla como habitarla.

La dirigente popular y campesina también dejó su legado, tanto a hijos, compañeros de lucha y a todo el movimiento resistente hondureño. Kenia Murillo, hija de Margarita, recordó a su madre como una mujer firme, ejemplar, llena de ideales y sobre todo persistente en todo lo que iniciaba.

Según Kenia, su madre fue una mujer de lucha desde nacimiento, su juventud fue marcada por su vínculo con las causas justas, además desde joven sufrió persecución, amenazas, encarcelamiento y exilio.

“Margarita, nos enseñó mucho, aunque directamente no nos criamos con ella, su recuerdo, su lucha, su sacrificio y compromiso por un mundo mejor fue valioso para nosotras”, así inició recordándola Kenia.

Asimismo dijo que cuando había oportunidad, su madre la llevaba a los encuentros campesinos y ese compromiso la llevó a la persecución y posterior exilio que obligó la separación.

“Siempre admiré de Margarita sus ideales, ella era incorruptible, cuando creía en algo hacía todo lo posible para conseguirlo, siempre le apostó a pensar en sus compañeros, la solidaridad siempre la acompañaba.

Gracias a sus ideales también se convertía en una mujer crítica que decía la verdad sin importarle enojar a alguien. Si en este momento Margarita estuviera viva estaría criticando el destino que le dieron al Frente Nacional de Resistencia Popular, que ya se diluyó en lo electoral, ella estaría por recuperar los espacios de lucha, la movilización popular desde las bases”, manifestó Kenia.

Su hija considera que ese ejemplo de lucha permanente, sin temor, con valentía, con propiedad debe ser el espíritu vigente de las organizaciones campesinas y populares, no bajar nunca los brazos, mantenerse en pie ante las injusticias que agudizan el crecimiento de los desposeídos.

Margarita Murillo, además de entregar un legado ejemplar por imitar, dejó una demanda permanente por continuar: luchar por la transformación social del país.

Dos años de impunidad

Dos años han pasado y junto a ese tiempo la impunidad y el olvido también. Hace dos años que familiares, organizaciones populares, defensoras de derechos humanos han pedido a través de procedimientos legales y plantones, justicia ante su crimen.

Su voz todavía no se escucha, para el Estado y los organismos de investigación, la búsqueda de los responsables sigue vigente, pero carece de respuestas concretas para sus seres queridos.

“Es lamentable que el asesinato de Margarita quede como un número más, a veces uno quisiera por lo menos que se castigue a los responsables, pero eso no ocurre en países como Honduras, donde nos matan y quedamos como un simple recuerdo.

A dos años nos queda recordar, seguir demandando justicia, por eso este sábado 27 de agosto convocamos a familiares, amigos y movimiento popular a un plantón en el Parque Central de San Pedro Sula, para que nos aglutinemos y recordemos la vida de mi madre y también demandemos justicia ante su crimen”, dijo Kenia.

Raíz del problema agrario

En Honduras la tierra está concentrada en pocas manos, del lado más desfavorable hay más de 350 mil familias campesinas que no cuentan con un pedazo de patria  para cultivar ni para instalar una pequeña vivienda. “Sin embargo cuando los campesinos luchan por recuperarla se encuentran con una ola de persecución, represión y asesinatos”, indicó Marco Antonio Bautista de la Central Nacional de Trabajadores del Campo.

El diputado por el partido Libertad y Refundación (Libre), Rafael Alegría expresó con pesar que el 9 de abril del 2014 se introdujo a la Cámara Legislativa el proyecto de ley de Reforma Agraria Integral con Equidad de Género, pero sigue engavetado, “pareciera que no hay voluntad del gobierno”, dice.

“La clase política hondureña tiene gran responsabilidad en estos asesinatos, porque la reforma agraria podría realizarse pacíficamente y sin derramamiento de sangre, pero eso pasa cuando hay gobiernos con voluntad y decisión de impulsar procesos agrarios con justicia, paz y libertad”, concluyó Alegría, mientras despedía a Margarita.

Margarita Murillo,  murió como vivió,  sembrando las semillas que dan  vida y luchando por el acceso a la  tierra, siendo presidenta de  la Empresa Asociativa Campesina “Las Ventanas de la Producción” aldea el Planón en el municipio de Villanueva, Cortés, al norte de Honduras.