Viernes, 22 Junio 2018

“Cleptocracias, cacocracias y twiterocracias”

Los analistas políticos, a veces, diera la impresión de que usan términos abstractos, teóricos y sofisticados para confundir a la gente, decir que están muy por encima de los mortales o sencillamente marcar con un lenguaje esotérico el que son diferentes y más que los otros.  Esto lo comparten frecuentemente con el mundo de los profesionales cuyo lenguaje necesita traductores para que el ciudadano de a pie comprenda lo que es exclusivo de una pequeña casta.

Pero no siempre es así.  Se utilizan conceptos que explican realidades que con una palabra resumen y hacen compresible lo que estamos viviendo. Hoy vamos a hacer referencia a Moisés Naím, un polítologo de renombre que nos ayuda en el día a día a comprender nuestra realidad socio-política en el continente.  Recientemente en uno de sus comentarios utilizaba dos palabras para definir lo que son nuestros sistemas políticos.  A estas palabras normalmente se les llama “neologismos”, que, literalmente significa “palabras nuevas”.

Describiendo nuestra realidad social nos dice que vivimos bajo el dominio de gobiernos que son “cleptocracias” y “cacocracias”.  El significado de “cleptocracias” es, literalmente, el “gobierno de los ladrones”.  Y aclara: se trata más bien de conductas criminales que no son individuales, oportunistas y esporádicas sino colectivas, sistemáticas, estratégicas y permanentes. Es un sistema en el cual todo el alto Gobierno es cómplice y se organiza de manera deliberada para enriquecerse —y usar las fortunas acumuladas para perpetuarse en el poder—. Para los cleptócratas el bien común y las necesidades de la población son objetivos secundarios y solo merecen atención cuando están al servicio de lo más importante: engordar sus fortunas y seguir mandando”.

“Cacocracia” significa literalmente el “gobierno de los malos”. Las “cacocracias” proliferan en sistemas políticos degradados y caóticos que repelen a los talentosos y le abren paso a los peores ciudadanos, o a los menos preparados. Obviamente es posible que a veces se combinen los dos y el Gobierno no solo sea criminal sino también incompetente. Cuando coinciden, la “cleptocracia” y la “cacocracia” se refuerzan entre sí. Uno de los ejemplos más descarados de “plutocracia” es la de Putin de quien se nos dice que “se ha hecho el hombre más rico del mundo y su fortuna alcanza a los 200.000 millones de dólares”.

Moisés Naím nos aclara también que “es un error pensar que solo en países con instituciones débiles y sistemas políticos inmaduros pueden llegar a ocupar las posiciones más importantes personas que no tienen la capacidad y la preparación necesarias. Lo que estamos viendo en Estados Unidos y en países europeos muestra que ninguna nación es inmune a la cacocracia. Como buenos prestidigitadores, los cleptócratas saben cómo distraernos de sus fechorías y los cacócratas de su incapacidad. Lo hacen hablándonos de sus ideologías y atacando a las de sus rivales”.

Pero vamos a ir un poco más allá inventando una nueva palabra y hablar de las “twiterocracias” es decir el gobierno de dictadores y dictaduras que imponen su dominio por medio de las redes sociales, más concretamente, por medio del “twitter”.  Y nuestro más digno representante es Donald Trump.  Desde su elección presidencial se ha dedicado a hacer un uso sistemático del twitter para todo: lo ha convertido en su medio de comunicación favorito relativo a su gobierno, a la política de la Casa Blanca, la política económica, la nacional, federal, la migratoria, para la política exterior, relaciones con la CEE, el Medio Oriente, con China, Rusia, etc., etc.  Pone en práctica su mentalidad de ser el dueño del mundo, decidir los destinos de toda la humanidad, construir muros, poner aranceles a su antojo y enfrentarse con todo tipo de bloques de poder.  Todas las mañanas los noticieros, aunque sea de reojo, verifican los despropósitos de quien se considera el amo y señor de la humanidad.

Estas tres dictaduras de nuestro mundo globalizado son hegemónicas y universales y no quieren saber y olvidan que son las causantes de todo tipo de injusticias, desigualdades, pobrezas y exclusiones de nuestro mundo.  Y que son las que gobiernan, “grosso modo”, nuestros gobiernos, congresos, políticos y todo tipo de institucionalidad.

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