La sociedad de los caudillos
Cuando no funcionan las instituciones, funcionan los caudillos y su sistema de aduladores. Los caudillos jamás harán un favor sin gaancias. Detrás de la palmadita va la advertencia, ese favor se ha de pagar sin duda con algún voto en las elecciones, o con el silencio cuando se haga público alguno de los actos de corrupción de quien hizo los favores. Lealtades y obediencias ciegas es el modo de proceder.
A menos precariedad institucional, más fortalecimiento de caudillos. Ellos contribuyen a crear necesidades, y luego se presentan como salvadores de la gente pobre. Esto es en sí mismo un acto de corrupción. El gran caudillo promociona a los caudillitos de las comunidades. Las instituciones se ponen al servicio de los caudillos, y los caudillos funcionan con su lógica populista y hacen añicos las instituciones. Ellos son la institución.
El caudillo regala cosas que casi siempre son del Estado o tienen de fondo el respaldo estatal. La gente necesitada no repara en eso, es su modus vivendi. Para la gente, la ayuda es un regalo del caudillo. Y la manera cómo se ha de agradecer al caudillo es a través de la obediencia y el silencio. Así mucha gente se desprende de su dignidad a cambio de las regalías y protección del caudillo. Y cuando ni siquiera esto funciona, aparecen otras válvulas de escape, la migración o salidas económicas irregulares, entre muchas otras.
Ninguna respuesta individual y arbitraria es solución real a nuestras demandas. Una cultura ciudadana institucional comienza, sin duda, con una organización comunitaria que no dependa de una sola persona, sino de mucha gente de la comunidad. Una comunidad organizada descubre con alegría que, de pronto, nuestra dignidad se nutre de nuestra lucha y nunca de las regalías y promesas de los caudillos.
Ellos nos hacen creer que son nuestros salvadores, mientras nos hundimos más en sus prácticas corruptas y en sus promesas adornadas de palabreríos, pero con muy poco sustento de honestidad. Una comunidad organizada y en lucha, es la mejor defensa frente a esa mentalidad que nos hace creer que la solución a los problemas siempre viene de la bondad de un caudillo. Y en tiempos proselitistas el país entero se adorna de azul y blanco y de caudillos, que en un país de destrozos como el nuestro, es la misma cosa.
Escuchar y descargar Nuestra Palabra