Lunes, 04 Junio 2018

Realidades y distracciones

Son tantos los problemas que envuelven a Honduras que nos vamos dejando a atrapar por todos y cada uno de los escándalos o noticias “boom” que son lanzadas desde aquellos sectores que buscan mantener entretenida a la población. Al final, es la expresión de una grave crisis que sacude al país.

Cada semana se transmiten noticias que básicamente son la expresión de una gran crisis que no quiere ser resuelta por los que tienen la posibilidad de tomar decisiones. Y no las toman porque son políticos y empresarios los que sacan su buena tajada de todo lo que está pasando en el país y no desean poner en problemas su estatus quo.

Es así que temas distractores como los aumentos al salario de los diputados, el fracasado tema de pre-diálogo, el registro de aves y mascotas, las tan llevadas y traídas críticas a la operación de la Misión de Apoyo de Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, Maccih. Todos esos temas son meramente distractores de la realidad que vive el país.

¿A dónde quedó la discusión sobre el tema de la gobernabilidad, la transparencia y el combate serio a la corrupción y a la impunidad? La gobernabilidad del país es tan débil que los gobernadores, encabezado por el ilegitimo presidente Juan Orlando Hernández, deben inventarse otras crisis para desviar la atención y “bajarle el gas” a los ataques que es objeto por haber llegado a la presidencia del país por un camino lleno de ilegalidades y abusos de poder.

La transparencia y combate serio a la corrupción y a la impunidad ha quedado casi en una historia más de la triste realidad del país. Los corruptos están moviendo todas sus teclas para no estar en el ojo de la sociedad que los critica, los acusa y los identifica como los impunes de este país y que, a base de su poder y chantajes, pretenden burlar la justicia hondureña.

Y el pueblo hondureño casi es un espectador más, o por lo menos así se puede descifrar a simple vista aunque cuando se profundiza se puede notar que hay una indignación nacional y un descontento generalizado por la forma como se están tomando las grandes decisiones del país.

Es cierto que la Corte Suprema de Justicia declaró constitucional la presencia en el país de la Maccih pero el peligro sigue vigente porque sigue siendo objeto de trabas para que pueda desarrollar su trabajo y pueda perseguir a los corruptos. Y el panorama no es nada halagador ya que no hay luces de que las cosas puedan cambiar, pero el pueblo hondureño no pierde la esperanza de que llegará el día en que los corruptos e impunes ya no se burlen más de la ciudadanía.

 

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