Jueves 25, Abril 2024  

Justicia del más fuerte

El video de una mujer con pistola en mano amenazando a un joven limpiador de parabrisas en la capital hondureña corrió como pólvora en las redes sociales. No es un acto aislado, otros videos de Tegucigalpa y de la capital industrial muestran tiroteos y asesinatos en buses, otros videos muestran golpes, amenazas con machetes, pedradas, hasta golpes con carros.

En buen catracho, parece que todos “andamos de un toque”, es decir reaccionamos de manera violenta ante el pitido de un vehículo, el grito de un conductor, ante un vendedor ambulante o un limpiador de parabrisas insistente y atrevido. Esas reacciones violentas esconden al menos tres angustias de fondo y la frustración la descargamos con las personas menos indicada.

Esa violencia tiene que ver con la crisis económica de la gente. El desempleo y la economía informal hace que buseros, taxistas, vendedores ambulantes, repartidores de encomiendas estén en la rebusca y hay días que no tiene ni para la extorsión. Según el sondeo del ERIC para el 63 por ciento de la población, el principal problema de país es la crisis económica.

El segundo gran problema es la violencia y la inseguridad. Nuestra historia está marcada por la violencia, y la usamos como solución ante cualquier conflicto. Hoy, toda esa violencia es captada por los teléfonos, es subida a las redes sociales porque todo mundo anda buscado “like”. Nuestras calamidades quedan grabadas para alimentar el morbo de muchos hasta convertir la vida en un espectáculo y nuestras calles en un amplio circo.

Todas las acciones de la violencia tienen un hilo conductor, la aplicación de la justicia por sus propias manos. Una realidad que venimos cargando en la última década y seguimos viviendo en estado de indefensión. La gente dejó de confiar en la policía, la percibe como una institución corrupta, de igual manera perciben que los jueces y magistrados defienden fundamentalmente a los ricos, a los narcos y los corruptos del país. Estamos en tiempos del sálvese quien pueda.

Una tentación es quedarnos mirando la violencia como espectáculo que alimenta las redes sociales, pero tenemos el enorme desafío de buscar consensos entre todos los sectores para hacerle frente a la crisis económica, de violencia, de corrupción e impunidad del país. Ojalá podamos inundar las redes sociales con caminos de salida y presionar a nuestra clase política y empresarial para que den el primer paso: diálogo y consenso sobre los problemas de país.