Simpinula, se abre camino

Esa belleza y riqueza natural por décadas fue robada a los lencas. El hambre, la falta de tierra, el desempleo, las carencias de servicios públicos de educación y salud convirtió a Simpinula en un semillero de jóvenes que alimentó y sigue alimentando los principales batallones militares y empresas de seguridad privada del país. Una historia que se repite en la mayoría de las comunidades indígenas lencas de Honduras.

A pesar de la ausencia de Estado, hoy se respira esperanza, resistencia, se respira vida. Desempolvar y hacer valer el título comunitario y la personería jurídica les ha cambiado la historia. El Título Comunitario Lenca, les “sopló” que todo ese entorno de riqueza de bosques, ríos y paisajes del que tantas veces los habían corrido, les pertenecía.

Y ahí comienza la resurrección de Simpinula. En asamblea estudiaron el título comunitario, luego se organizaron en un Consejo Indígena Lenca y se integraron al Movimiento Indígena Lenca Independiente de La Paz, más conocido como MILPAH. Y juntos comenzaron a recuperar la tierra que les vio nacer y que siempre les fue negada.

Llevan seis años de lucha y hay brotones de vida y esperanza. Están ejerciendo soberanía sobre su territorio, están cultivando café, guineos y protegiendo el bosque. También se han organizado para cuidar la comunidad e impulsar procesos de formación política ciudadana. Por muchos años siguieron y votaron por los partidos tradicionales y ahora han prohibido la entrada a todos los partidos políticos a la comunidad.

Los lencas de Simpinula no sólo están ejerciendo control sobre su territorio, junto a otras comunidades se organizaron para defender los ríos del departamento de La Paz, que están siendo seriamente amenazados por los proyectos hidroeléctricos de Gladis Aurora, diputada por el departamento de La Paz y expresidenta del Consejo Central del Partido Nacional.

Simpinula es un buen ejemplo para todas las comunidades indígenas y garífunas sobre la recuperación de sus territorios. Al igual que Simpinula hay decenas de comunidades indígenas que tiene títulos comunitarios, pero los tienen como piezas de museo, bien guardados pero muy poco utilizados. Un título comunitario puede ser el puente para pasar de obreros a propietarios de sus territorios.

Al igual que Simpinula otras comunidades del sur, occidente y de la costa norte se abren camino. Sus luchas nos enseñan que cualquier proceso de cambio y de construcción de soberanía comienza con procesos organizados desde lo local vinculados a luchas regionales y nacionales. También reafirman que el futuro es más prometedor cuando en nuestros territorios y organizaciones hay espacio para todas las voces, colores, edades y sabores. Ese sin duda es un camino.