

Vamos por la CICIH
Los abogados y expertos en derechos humanos, Joaquín Mejía y Ana Pineda, en sus conferencias en el análisis mensual que realiza el ERIC-SJ el primer viernes de cada mes, acentuaron que la CICIH no solo no ha muerto, sino que es una auténtica tabla de salvación para la resquebrajada institucionalidad hondureña..
Sin dejar de lado las grandes dificultades para su instalación, la CICIH se constituye en un factor necesario para establecer la diferencia en el estado actual de corrupción y de impunidad conducido por las altas élites de la política hondureña. Los últimos episodios que se han airado con el uso de los fondos del Estado, para financiar campañas políticas, drenados a través de SEDESOL y del propio Congreso Nacional a través de las subvenciones, expresa lo podrido que están los corredores de la institucionalidad de las dirigencias de los partidos políticos.
En esto de la corrupción y del uso de los bienes públicos para intereses particulares y de campañas, no hay partido que se libre. No hay nadie que a estas alturas tire la primera piedra porque todos están embarrados. Todos se tiran la piedra acusando a los demás, pero al final del día todos se hacen un nudo protegiéndose. Esto es lo que se llama pacto de impunidad. Y este pacto tácito fue el que se mostró con todo su esplendor en la sesión del Congreso cuando pusieron de reparo reformas constitucionales que hasta el más ingenuo sabía que era imposible que se aprobaran.
Joaquín Mejía y Ana Pineda, desde su alta competencia académica y ética, han dejado en el ambiente esa sensación política optimista de que la condición para que los resultados electorales del 30 de noviembre próximo nos conduzcan hacia una estabilidad política y social, es avanzando en estos meses para crear las bases para la instalación de la CICIH, sin que para ello medien reformas constitucionales, las cuales, nunca han sido condiciones interpuestas por la ONU.
¿Qué significa esto? Significa que mucho más importante que el proceso electoral, y como condición para que las elecciones garanticen un gobierno responsable, es la instalación de la CICIH. Pero esto supone lo siguiente: si esperamos que esta decisión provenga de los partidos políticos, estamos perdidos. La CICIH depende de voluntad política, y las altas dirigencias de los tres partidos políticos no la tienen.
Si los tres partidos políticos ya dejaron por sentado que no quieren la CICIH, y solo la usan como argumento proselitista, mientras cada uno se hecha la culpa a los otros de no quererla, es evidente que solo la presión social puede lograr que estas decisiones se muevan. Hoy es el tiempo de la presión por la CICIH, o nos movemos, o nos quedaremos con la corrupción y la impunidad que esas sí están instaladas, y de las que forman parte las élites de los partidos políticos.

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