Sábado 20, Julio 2024  

La rebeldía: desde Lempira a nuestros días

Lempira es símbolo nacional de rebeldía y resistencia. Es dignidad y orgullo popular ante atropellos y humillaciones por parte del extraño. Justamente como lo hicieron nuestros pueblos ancestrales. Hubo rebeldía y resistencia ante el golpe de Estado, ante el saqueo del Seguro Social y el fraude electoral, porque la rebeldía es un rasgo heredado de nuestros ancestros.

En el año 2003, en el fragor de la lucha en contra de la municipalización y privatización del agua potable y de otras demandas sociales, se conformó la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular que movilizaba a miles de compatriotas en franca rebeldía frente al modelo neoliberal en sus expresiones extractivistas, privatizadoras, represivas, corruptas e impunes.

Mucho antes de la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, mucho antes del siglo veintiuno, la sociedad hondureña vivió experiencias muy hondas de resistencia. Ya en 1993 emergió con toda su fuerza el COPINH, liderado por la legendaria Berta Cáceres, y mucho antes, tenemos la resistencia de los campeños y sus aliados campesinos y profesionales progresistas, expresada en la huelga de 1954, sin duda la más hermosa expresión de resistencia popular conocida en la historia nacional. Y si a mujeres queremos evocar, tenemos a Visitación Padilla, Graciela García, Gladys Lanza, y recientemente a Margarita Murillo., entre muchas otras.

Todavía más atrás, en la raíz de nuestra identidad nacional, nos encontramos con la lucha de rebeldía impulsada por caciques de los pueblos originarios de Honduras, entre ellos, Mazatl, Pizacura, Toreba, Benito, Cicumba, Copan Galel, Entepica y Lempira. De manera que la resistencia no es un rasgo añadido de última hora en la vida de la sociedad hondureña. Es una veta cultural, política y popular que está en la raíz de nuestra propia identidad. Es una reserva ética y política que emerge como defensa y lucha ante el atropello, imposición y dominio ante el extraño invasor.

Ese rasgo, esa veta de rebeldía, no se puede reducir ni solo a una coyuntura, ni a un determinado sector. La rebeldía es patrimonio y expresión soberana del pueblo hondureño. Esta es la resistencia en tanto rebeldía que hemos heredado de nuestros ancestros, la que se consolidó en la huelga de 1954, se expresó en la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, se movilizó en contra del golpe de Estado, llenó las calles de indignación en contra de la corrupción, y hoy emerge en defensa de la soberanía ante la amenaza de la industria extractiva, la privatización de los bienes públicos, las ZEDEs y ante el peligro de la militarización de la sociedad.