Jueves 10, Octubre 2024  

Transición energética

Hablar de transiciones es casi una moda en la actualidad. Los países desarrollados hablan de transición y los empobrecidos también. Los gobiernos hablan del tema, la empresa privada y hasta los movimientos sociales hablan de transición ecosocial. Hay una intencionalidad buena cuando nos planteamos la necesidad de transitar de los combustibles fósiles a nuevas fuentes de combustible, para pasar de la generación de energías sucias a energías limpias a base de agua, fuego, sol y viento.

Toda la narrativa es bonita y las transiciones son necesarias, porque el deterioro ambiental es serio y en crecimiento. La temperatura de la tierra y de los océanos está en aumento, se aceleran el deterioro de ecosistemas, los huracanes son más potentes y más seguidos, las sequías son más prolongadas afectando seriamente la producción de alimentos.

Pero ¿Qué está significando la transición energética para los países del sur global y para el norte? Para el norte global es una gran oportunidad para mejorar las tecnologías, mejorar la diversificación de acceso y uso de las energías limpias, mayor aprovechamiento de los recursos, reducción de las emisiones de gas, reducción de la temperatura y transporte ambientalmente sustentable.

Sin embargo, para el sur global, integrado por los países empobrecidos, la transición energética está significando destrucción de sus montañas y ríos por proyectos mineros e hidroeléctricos. Seguimos alimentando de minerales a las grandes multinacionales de las tecnologías y en las comunidades se queda la violencia y la destrucción ambiental, condenando a las comunidades a bodegas de materias primas de los países del norte. Es la historia que se repite en las comunidades de Guapinol, en las comunidades del Cacao en Quimistán, en las comunidades de Azacualpa en el departamento de Copán o lo que pasó en el río Gualcarque. Por ahora, la transición energética nos está dejando un reguero de sangre y dolor en las comunidades, ahí está una causa fundamental de toda la conflictividad en el país y ahí también la punta de la madeja para desandar ese camino criminal.