Llover sobre mojado

Diariamente nos enfrentamos con la “realidad de los políticos” y la “realidad de la ciudadanía” que, como las líneas asintóticas, nunca llegan a encontrarse y, a fin de cuentas, terminan sin tener nada en común.  Por esta razón el discurso oficial y oficialista no resiste una confrontación con lo que sucede en el día a día de la mayoría de los hondureños.

Estamos recordando los nueve años del “golpe de estado” y todavía en el imaginario social de muchos hondureños significó una liberación ante el peligro inminente de caer en el “socialismo del siglo XXI”.  El gobierno liberal de Mel Zelaya quedó satanizado y por ello se justificó sacarlo del poder y mandarlo al exilio.  Es una “memoria histórica” tergiversada olvidando que con ello la democracia quedo secuestrada y en manos de los que gobiernan a espaldas, en contra y sin contar con aquellos que les llevaron al poder.

No es extraño que los sectores sociales alternativos, progresistas, los defensores de los pueblos indígenas, de los derechos territoriales, campesinos, comunitarios y los que tienen una visión de país en sintonía con los problemas y necesidades del país, disientan y se distancien del mundo mediático cercano a la política y los políticos que controlan la opinión pública.

Y, en cambio, sí es extraño que el empresariado, a pesar de ser un actor cómplice y beneficiario privilegiado del actual estado de cosas, haga una lectura de la realidad en la que señale los principales problemas del país y que deberían estar en la mesa del diálogo que infructuosamente se quiere iniciar.  Con un lenguaje elegante, diplomático y sin estridencias va desgranando los males que nos aquejan.  Leyendo entre líneas y diciendo lo que deja entrever nos señala lo siguiente:

1.- Hay que fortalecer el Estado de Derecho o dicho en positivo para luchar contra la corrupción y la impunidad tiene que haber Estado de Derecho que no lo hay y es causante de buena parte de nuestros problemas.

2.- Tiene que haber reformas electorales para garantizar la trasparencia del próximo proceso electoral.  Nos está diciendo que las elecciones pasadas fueron fraudulentas, manipuladas y sin legitimidad.

3.- La inestabilidad social son causadas por estos tres elementos: impunidad, corrupción y falta de trasparencia.

4.- Hay que buscar un nuevo liderazgo comprometido en trabajar por el bien común y que sea creíble.  Es decir, es una crítica fuerte a la clase política que es incapaz de responder a las necesidades del país. Se necesita una nueva política y nuevos políticos.

5.- Tener una política tributaria competitiva y simplificación administrativa.  Aunque está pensando en el empresariado disentimos totalmente pues piensa en todo aquello que beneficie a la inversión extranjera y nacional y no en una tributación más social que cree puestos de trabajo y mejor remunerados.

6.- Cambiar la ley electoral para no quede al antojo e intereses de la clase y partidos gobernantes.

7.- Mientras o haya un cambio de la ley electoral y trasparencia nunca habrá democracia.

8.- Que haya una segunda vuelta electoral, que se cambien las normas para la elección de alcaldes, diputados y revisión total del Tribunal Supremo Electoral.

9.- Es tarea del gobierno y sector privado trabajar para reducir un índice de pobreza del 64%. De lo contrario no habrá desarrollo económico y social.

10.- Necesidad de un nuevo liderazgo cuya prioridad sea el trabajo por el bien común del pueblo hondureño.  Es necesaria una nueva opción que se enfoque en resolver los problemas del país y no en buscar resolver sus problemas y los de sus allegados.  Una buena crítica al nepotismo partidario e ideológico de nuestra institucionalidad.

Terminamos apreciando que la clase empresarial, al menos verbalmente, sea consciente y vea la urgencia de los cambios políticos, económicos e institucionales del país.  Otra cosa muy distinta son las vías de solución que pueda presentar pues es un actor social cómplice de lo que vivimos y padecemos.  Forman parte de lo que la última investigación del ERIC-OXFAM denomina como “élites, redes de poder y régimen político en Honduras”.