Se pronostica la tormenta Trump
El triunfo electoral de Donald Trump en las recientes elecciones presidenciales de los Estados Unidos ha sido un presagio y pronóstico anticipado. Empleando una metáfora podríamos decir que la tormenta Trump se avecina con vientos fuertes que presagian tempestades.
Las relaciones del presidente Donald Trump con el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, y previsiblemente con la administración subsiguiente, en caso de ser de LIBRE, probablemente serán tensas y complicadas. Primero, por la preferencia de relaciones con gobiernos latinoamericanos con los que Trump eventualmente está en plena confrontación; segundo, por las amenazas de Trump de expulsar a nuestra población migrante, con el argumento de que todos son delincuentes; tercero, por la denuncia del tratado de extradición por parte del gobierno hondureño; cuarto, por la eventual reducción de la cooperación económica a Honduras por parte de la administración Trump; y quinto, porque el gobierno de Xiomara Castro ha criticado el intervencionismo de los Estados Unidos.
Todos estos elementos nos advierten que es muy probable que la administración Trump adopte una postura fuerte, confrontativa y hostil con el gobierno de la presidenta Xiomara Castro, y previsiblemente con la siguiente administración pública hondureña, en caso de la continuidad del gobierno de LIBRE. Los vientos que soplan del norte no son muy favorables.
A pesar de los presagios, no podemos enterrar la cabeza como el avestruz. Toca enfrentar los desafíos urgentes que se plantean y salir al paso con posicionamientos como los siguientes: a) Procurar un entendimiento civilizado con Estados Unidos, por muy mal que se haya expresado en su campaña Donald Trump; b) Crear los canales necesarios para fortalecer las relaciones comerciales en términos de exportaciones e importaciones que sean provechosas para ambos países; c) Abrir un diálogo para asegurar el respeto a los derechos humanos de nuestros compatriotas residentes en territorio estadunidense; d) Tener apertura para revisar y eventualmente retomar el tratado de extradición como instrumento de lucha contra las oscuras fuerzas del narcotráfico, cuyo poder transnacional rebasa las capacidades de nuestro enclenque sistema de justicia.
Todo esto es posible sin renunciar al derecho hondureño de diversificar las relaciones político-diplomáticas con otras naciones del continente y del mundo que puedan beneficiar al pueblo hondureño. Sin embargo, una clave para el control de los conflictos internos y externos es mantener una política exterior propositiva con los Estados Unidos. De lo que se trata, a fin de cuentas, es de crear condiciones políticas internas para prevenir, reducir y mitigar el impacto negativo de la pronosticada tormenta Trump.
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