Nuestra palabra

Jueves, 16 Mayo 2019

Un grito en el desierto

Entre abril y mayo experimentamos temperaturas inhumanas, fuimos testigos de incendios forestales y observamos que centenares de ríos se quedaron sin agua. Un drama que aún moviliza a pocos.

En los primeros días de mayo el Instituto de Conservación Forestal (ICF), reportó que a esa fecha se había registrados 770 incendios forestales y una afectación de 39,000 hectáreas de bosque a nivel nacional, siendo la capital y la región central del país la más afectada.

A los incendios forestales le acompañó el gorgojo. En los últimos años el gorgojo afectó más de medio millón de hectáreas de bosque, que ha significado la muerte para decenas de ríos, al tiempo que llenó el bolsillo de las poquitas familias que controlan la matriz energética del país.

En paralelo al gorgojo y los incendios forestales, en la mayoría de los municipios se han registrado serios problemas de agua. Los que tienen sistema de agua por gravedad están experimentando el bajo caudal de los ríos y los que tienen agua con pozos experimentan que el agua está más profunda aumentando los costos y limitando el servicio.

En medio de drama ambiental esta semana el señor Francisco Escalante, subdirector de ICF informó que “la exporta­ción de madera generará en divisas, unos 1,968 millones de Lempiras en el presente año. Y con el pecho inflado destacó que el sector forestal es tan produc­tivo que le aporta 0.86 por ciento al Produc­to Interno Bruto de Hondu­ras.

La decisión del gobierno de continuar con la venta del bosque es una acción alarmante porque lo hace en un momento en que el bosque hondureño no solo requiere de una veda para su recuperación, sino que requiere de programas de reforestación en las zonas más críticas; además, está vendiendo el bosque en contra de la voluntad de las comunidades, según el sondeo del ERIC de 2018 el 97.7 por ciento de la población está en contra de la explotación del bosque.

Necesitamos de manera urgente buscar nuevos consensos entre el gobierno y las comunidades sobre el uso de los ríos y montañas. Hay muchos países donde las comunidades viven de sus riquezas naturales, pero tienen sistemas más sostenibles para su uso y hay plena participación de las comunidades.

Impulsar nuevos consensos que reviertan el actual deterioro ambiental pasa por la salida del régimen que administra el país y qué los nuevos inquilinos en Casa Presidencial impulsen políticas públicas que protejan los ríos y montañas, una de esas acciones consiste en revisar todas las concesiones minerales e hidroeléctricas entregadas en los últimos 10 años.

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