Nuestra palabra
Jueves, 20 Septiembre 2018

Una perla opacada, pero rebelde

Esta semana celebramos el cumpleaños de la ciudad de El Progreso, la perla del Ulúa como normalmente se le conoce. Su ubicación geográfica la convierten en una de las regiones más privilegiadas del país. Es una región con tierra fértil, bañada por el río Ulúa, uno de los más caudalosos del país; es la puerta principal para entrar a la costa atlántica hondureña, goza de montañas y riachuelos, pero sobre todo goza de una gente alegre y con espíritu rebelde. Sin embargo, a pesar de todas esas riquezas ¿Qué es lo que no deja que la perla de Ulúa tome el brillo de una perla?

Seguro que hay muchas razones, pero sin duda, una de las principales tiene que ver con su institucionalidad, siempre sometida o construida a la sombra de las transnacionales y de los caudillos políticos de turno. Esta práctica de que el Estado esté representado en personas y no en instituciones es lo que hace que todo trámite legal o lo que tenga que ver con instituciones públicas se resuelva por la puerta de atrás, por debajo de la mesa, a través de una llamadita telefónica o con una carta de recomendación del cacique del partido.

Esa cultura de corrupción, que no es sólo de El Progreso, sino un mal de país, en la ciudad de El Progreso se vive con mayor intensidad, puesto que su historia se ha construido de manera muy particular al antojo y herencia de las compañías bananeras. Los propios caciques progreseños son hijos auténticos de este enclave que le ha hecho que sus habitantes carguen en su mente y corazón que todas las soluciones vienen de arriba, y si es de otro país, todavía mejor.

Estos años la perla ha sido opacada por esas prácticas clientelistas y caudillistas, propias de la cultura política patrimonial. Sin embargo, El Progreso no sólo es asunto de caudillos y de mentes enajenadas. Es un pueblo con una historia de hombres y mujeres luchadores. Los caudillos han hecho que la ciudad brille desde arriba y con una luz extraña y extranjera.

Los luchadores han logrado que El Progreso brille con luz muy propia y desde sus dinámicas dignas internas. La gloriosa huelga del 54 emergió en las enaguas de El Progreso, y la lucha de resistencia contra el golpe de Estado le ha dado continuidad a esa herencia de perla popular. Y en seguir esta lucha con luz propia se encuentra la construcción de la identidad de El Progreso, la Perla del Ulúa.

 

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