Tras el asesinato de la dirigente indígena, Berta Cáceres, que causó conmoción nacional e internacional, las voces para exigir justicia se levantan y se topan con un gobierno que busca ofrecer otra imagen como producto de exportación, y da la idea de estar investigando a profundidad el crimen.

Para el sacerdote jesuita Ismael Moreno, director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, Eric, reconocido a nivel internacional por el otorgamiento al premio Rafto 2015, sostiene que el gobierno de Honduras, detrás de sus palabras y de sus autoritarismos, no tiene sustento, necesita reivindicarse, y la mejor manera de hacerlo es recurrir al cinismo de decir que están investigando cuando en realidad sólo están desarrollando una única hipótesis.

“Hay una palabra que en estos días ha venido sonando de Berta y es indomable porque no se le podía controlar. No había precio que pudiese llegar a la altura de Cáceres, era insobornable, estorbaba” sostiene el sacerdote Jesuita.

Radio Progreso (RP) habló con el padre Ismael Moreno (IM) sobre el impacto de este asesinato, las demandas y la realidad a la que se enfrentan los defensores y defensoras en Honduras.

RP. ¿Qué sensación y qué sentimientos le deja el asesinato de Berta Cáceres?
IM. Es una sensación muy profunda y es contradictoria, es profundamente de dolor, pero lo que yo resalto en estos días de tanta preocupación por lo que pueda pasar a muchas otras personas defensoras de los derechos humanos y de los pueblos indígenas, de los territorios y de los bienes naturales comunes. A mí lo que me queda, ya como recuento de estos días, es la trascendencia de este acontecimiento tan duro, mortal, sangriento de Bertita Cáceres.

RP. ¿Cómo ve la reacción de la comunidad internacional?
IM. Hemos tenido la manifestación y las expresiones de repudio, de aliento, de solidaridad y también de exigencia por parte de la comunidad internacional y de las organizaciones de todo el mundo, como creo yo que hacía muchísimos años, pero muchos años, que no lo habíamos experimentado. Entonces uno se siente muy adolorido pero con un sentimiento de que estos hechos tan amargos y tan mortales son tan profundos y tan duramente conmovedores que han logrado impactar y estremecer al planeta entero, y Honduras de nuevo se convierte en el centro de atención tanto por el repudio del asesinato y también por la figura noble y tan vital de Berta Cáceres.

RP. ¿Quién era Berta Cáceres?
IM. Bueno, la recuerdo como una mujer tenaz y exigente en la lucha, terca como poca gente he conocido, incomodaba a quien fuera, pero al mismo tiempo dulce, nunca perdía la sonrisa. Y además tenía una capacidad tan profunda y al mismo tiempo de estar, con su sencillez, cerca de la gente y por otra parte ser tan fuerte y firme en su palabra contra aquellos que ella consideraba que amenazaban a las comunidades indígenas, a los diversos pueblos, a los territorios y a los bienes comunes de la naturaleza.

RP. ¿Por qué asesinaron a Berta?
IM. Hay una palabra que en estos días ha venido sonando de Berta y es indomable porque no se le podía controlar. No había precio que pudiese llegar a la altura de Berta Cáceres, era insobornable, estorbaba.

RP. ¿Qué va a pasar ahora?
IM. Una persona puede ser grandiosa, como es el caso de Berta Cáceres, pero la historia es activa, la historia es dinámica, la historia es viva y los liderazgos no se consumen ni se terminan en una persona. Allí quedan las comunidades organizadas de Copinh, los pueblos Tolupanes, los pueblos garífunas, sigue el campesinado hondureño, sigue las nuevas generaciones de la juventud, está la familia, las tres hijas de Berta Cáceres, está el hijo, está mucha otra gente que se ha sentido tan estremecida con la muerte de Berta Cáceres que muy bien se decía en su sepelio: Berta no murió sino que comienza a multiplicarse en muchísima otra gente.

RP. ¿Cuál es su valoración de la forma en que el Estado está llevando la investigación?
IM. Yo creo que el Estado, y particularmente el gobierno que lo representa, está manoseando, contaminando el caso de Berta Cáceres, y allí es donde, desde mi punto de vista, tiene que estar la primera gran exigencia y demanda de los diversos sectores que estamos repudiando el caso de Berta Cáceres, y es exigir una investigación a fondo, independiente y no contaminada por los intereses políticos y de los grupos fácticos que estuvieron atrás de las denuncias que a lo largo de varios años presentó y elevó Berta Cáceres, y muchas de esas denuncias eran de amenazas de muerte que ella advertía que le estaban haciendo.

RP. ¿Por qué lo hace el gobierno?
IM. El gobierno lo que está haciendo es tratando de cooptar, de capturar para sí mismo el caso de Berta Cáceres, sin duda alguna abrumado por la impresionante reacción internacional. Y este gobierno que detrás de sus palabras y de sus autoritarismos no tiene sustento, necesita reivindicarse, y la mejor manera de hacerlo es recurrir al cinismo de decir que está investigando pero lo que están haciendo es llevando solamente una línea de investigación.

RP. ¿Cómo debe dirigirse una investigación como el caso Berta?
IM. La demanda que presentamos es sostener la línea de investigación que debe llevar a aquellos actores que Berta denunció, que Berta identificó como los responsables de las amenazas a muerte que fue recibiendo en los últimos tres años.

RP. ¿Qué otras demandas se plantean?
IM. Una segunda demanda es que el gobierno anule definitivamente todos aquellos convenios que tienen que ver con la explotación del Río Gualcarque y de los territorios donde habitan las comunidades Lencas, particularmente el proyecto Agua Zarca que está en manos de la empresa Desarrollos Energéticos, DESA. También avanzar hacia la revisión orientada para que se anulen aquellos decretos y figuras jurídicas que tienen que ver con la venta de los territorios y de la soberanía nacional, particularmente la anulación del decreto de las ciudades modelos y la derogación de la ley de minerías.

RP. ¿Qué demandan a la comunidad internacional?
IM. Una presencia. Estamos animando a un encuentro aquí en Honduras de los sectores internacionales que han dado muestras de solidaridad ante el asesinato de Berta Cáceres. Promover un encuentro para que se defina un acompañamiento coordinado, articulado y orientado a fortalecer aquellas luchas por las que dio la vida y por las que asesinaron a Berta Cáceres, y que continúe la denuncia internacional porque eso contribuye a que la muerte de Berta Cáceres no quede impune.

RP. ¿Cuál es la situación real de los defensores y defensoras en Honduras?
IM. La más absoluta vulnerabilidad. Si han asesinado a Berta Cáceres, sin duda alguna, la mujer con el más alto nivel de reconocimiento internacional y con una trayectoria, qué es lo que no les está ocurriendo a otros defensores a nivel regional y local. Es cierto, hay muchas figuras jurídicas, hay una ley aprobada de protección a defensores, podemos tener muchas figuras jurídicas, podemos tener muchas palabras bonitas y hermosas, y hasta llena de bendiciones, lo que ocurre es que la institucionalidad aquí no funciona, o si funciona pero al servicio de los fuertes.

RP. ¿Cómo define a un defensor o defensora?
IM. Una persona que está presente y acompañando de cerca a sus hermanos y hermanas que están luchando y están padeciendo las consecuencias de una institucionalidad que no les protege y que no les garantiza sus derechos. Un defensor y una defensora es quien se juega la vida cotidianamente defendiendo a su pueblo.

RP. ¿Cómo define usted la justicia?
IM. La necesidad de defender a los más débiles.

RP. ¿Dónde encontramos las esperanzas en Honduras?
IM. En los pobres que cargan con las consecuencias de la injusticia y en aquellos que hasta ahora su voz no se les escucha.

Le invitamos a escuchar la entrevista completa con el padre Ismael Moreno sj.