Martes, 29 Noviembre 2023  

Bienaventurada la gente que anda “en malos pasos”

La expresión “andar en malos pasos” se ha convertido en un emblema nacional. Hace referencia a quienes están en los márgenes, en la periferia de los círculos de poder, en las orillas de los corredores oficiales, en la marginalidad de la ortodoxia política y cultural. “Andar en malos pasos” adquiere de inmediato una connotación peyorativa, y quien la dice es quien se siente bien situado y en el camino correcto.

“Andar en malos pasos” hace referencia a esa juventud que vive en barrios y colonias que engrosan los cinturones de miseria y de marginalidad de nuestros centros urbanos. Son las jovencitas que un día aparecen apuñaladas en alguna cañera, en la cuneta de una carretera o en un motel o una casa de citas. Son los jóvenes universitarios que se organizan y protestan por decisiones que toman sus autoridades y que son calificadas como arbitrarias. “Andar en malos pasos” es de ese estereotipo de personas a las que el sistema y los bien situados sospechan y desconfían.

Son esas comunidades que se organizan para luchar en contra de la presencia de máquinas y empresas que sin permiso alguno se presentan con una orden para explotar una minera o construir una represa en el río que da sentido e identidad a la vida y laboriosidad de los pobladores. Son esas comunidades indígenas que defienden su territorio y su cultura ante las amenazas extractivas y de la industria del turismo.

Son esas multitudes de personas, paisanas hondureñas que a lo largo del territorio nacional andan en “malos pasos”, miles de jóvenes que agarran camino hacia el norte porque en Honduras no se les permitió que sus pasos los condujeran a un empleo digno y a un respeto a sus derechos por parte del Estado.

“No anden en malos pasos” es el consejo de los bien situado hacia quienes luchan y defienden la soberanía nacional ante las empresas que se dedican a explotar los bienes naturales sin importar el daño al ambiente, a las comunidades y a la cultura de los pueblos. Andar en “malos pasos” es el consejo de quienes creen que dan los pasos correctos, sin darse cuenta de que sus pasos son los que han conducido y conducen a la deshumanización y empobrecimiento de la inmensa mayoría de la sociedad.

Bienaventuradas son todas esas personas, organizaciones y comunidades que andan en “malos pasos”, porque todas ellas son bendecidas porque con sus pasos van abriendo la brecha hacia un país y una sociedad en donde toda la gente cabe, porque para la dignidad y la soberanía de los pueblos no hay nadie que sobre.