Lunes 06, Mayo 2024  

«Como agua de mayo»

«Como agua de mayo» y con el sudor de la frente recibimos el quinto mes del año. «Como agua de mayo», y con la decisión puesta en la marcha, esperamos que llueva justicia en el país. Así como en mayo esperamos el reverdecer de los montes, así esperamos que broten las “pequeñas esperanzas de los pobres”. Así es Mayo. Cuando lo abrimos brotan los regalos para fortaleza del pueblo. Es la lluvia que se espera para comenzar la siembra. Es la Virgen que arrulla a su pueblo. Es el pueblo que abraza a su Madre. Es la mujer que recupera su puesto entre el pueblo.

Es el mayo que renueva el verdor de valles y cerros tras el sudor del verano. Es nuestro mayo hondureño que enlaza la voz del obrero con la cruz martirial de los campesinos de los cerros y valles de Lean, Sula, Comayagua y el Aguan. Es el mayo de la tradición creyente de San Isidro Labrador y sus bueyes, a quien la gente eleva su ruego para que la sequía no arrase los campos, y para que los grandes empresarios no arrebaten nuestros sueños por la tierra y un país más compartido.

Mayo es memoria incesante de los pueblos que luchan y resisten. Desde Chicago en el Norte, hasta Santiago en el Sur; la ruda explotación de ayer se busca suavizar con luces de bancos y líneas de internet; la prisión verde de ayer es también hoy cárcel maquilera y sigue siendo cárcel minera. Cualquiera sea su expresión, mata a los pueblos y provoca indignación y rebeldía. «El camino de mayo es la Victoria» escribió nuestro escritor hondureño Ramón Amaya Amador, en memoria de las marchas de los campeños, rompiendo los barrotes de la inmensa «Prisión Verde» hondureña, así como luchó la clase obrera en la huelga de 1954.

Es el milagro de Dios que en mayo se acerca con  lluvias y Flores, con rostro de obrero y de mujer en lucha, y con la sangre que brota de la cruz de los pobres. Es el milagro de Dios: así como hace brotar  el verdor de los campos, así hará brotar un día la justicia, como mejor lo expresa la voz del poeta de los pueblos: “veo lo que viene y lo que nace, las pobres esperanzas de mi pueblo, los niños en las escuelas y con zapatos, el pan y la justicia repartiéndose, como el sol se reparte en el verano” (Neruda).