El Alcatraz hondureño
El anuncio de la construcción de una cárcel de máxima seguridad en la Reserva marina isla del Cisne en el caribe hondureño, es una noticia lamentable, no solo porque le dará mayor opacidad al gobierno, sino porque es signo de retroceso en el manejo de los privados de libertad. El ministro de defensa lanzó el tema a los medios y ha sido reafirmado por la presidenta y ratificado por el secretario de recursos naturales y ambiente.
Al menos tres consideraciones para esta imitación y reencarnación de páginas de terror superado por otros países. Primera consideración, su impacto ambiental. A pesar de que el gobierno dice que los impactos ambientales serán mínimos, distintas voces se han levantado con argumentos sobre los impactos ambientales, tanto en el momento de la construcción de la obra, como los desechos que terminaran amenazando la vida marina de esta zona protegida.
La segunda consideración, un retroceso brutal en materia de derechos humanos sobre el tratamiento a los privados de libertad. El estado tiene la obligación de proteger a cualquier privado de libertad, y aislarlo de esta manera, no ayudará a la reinserción social y hará imposible que puede seguir viendo a sus familiares, una medida impensable en el presente siglo.
La tercera consideración, los costos económicos. Cuánto le costará al estado hondureño la construcción de la obra, donde todos los materiales tendrán que llevarlos desde tierra firme hasta la isla, cuánto costará mover la alimentación para 2000 mil personas cada año, y así podemos ir sumando costos.
Nadie duda de que las cárceles han sido ciudades modelo del crimen organizado en la última década, así como nadie duda que la policía y militares son parte de esas estructuras criminales que opera en los centros penales. Esto debería ser el punto de partida para buscar soluciones de fondos a la crisis de los centros penales, porque sin buscarlo, pueden terminar construyendo una pista más para las estructuras criminales como ocurrió con los aeródromos del huésped de Nueva York.
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