Nuestra palabra
Miércoles, 16 Enero 2019

A ejemplo de las aves migratorias

La migración no tendría que ser nunca un macizo de historias tristes. Así nos lo dicen las enormes manchas de aves que en tiempos de invierno se trasladan desde el frío del norte buscando el calor de zonas tropicales.

Las aves vuelan sin fronteras. Vuelan libres, surcando el cielo, viendo hacia la tierra y gozando de su libertad. Van en grupos, apoyándose unas con las otras. Vuelan organizadas y en plena libertad. En esta migración de aves no existen historias tristes. Solo cuando interviene las manos y las mentes humanas. Si bajamos a la tierra, a sus valles y montañas, sus ríos y sus montes, sus aldeas, veredas y ciudades, entonces nos encontramos con los cercos y los muros sólidamente construidos.

En la tierra se elevan los muros y se establecen distancias. A diferencia de las aves que vuelan sin fronteras, sin aduanas y sin puestos migratorios, en la tierra establecemos distancias por origen social y étnico, por el color y por documentos. Y cerramos fronteras.

Quien acredita que tiene dinero y documentos muy bien legalizados, puede cruzar una frontera. Los que no pueden acreditarse, valen menos que una mercancía, y cuando deciden avanzar hacia las fronteras, el imperio se organiza militarmente para la guerra.

Si no hay dinero, si no hay documentos, no hay ser humano que valga. El fenómeno de la migración remite esencialmente a un fracaso de humanidad, y todavía con mayor crudeza, remite a racismo, discriminación, exclusión social y modelos económicos, sociales, políticos y culturales productores de violencia y expulsión de seres humanos.

Una persona que emigra, es porque en su lugar de origen ya ha sido discriminada por su pobreza y sus orígenes étnicos. Es discriminada durante el trayecto, y si logra llegar a su destino, vivirá como un ser humano sospechoso, discriminado, como un paria.

Las aves del cielo nos muestran el camino y el modo de surcarlo. Sin fronteras, sin cielos cerrados y volando en grupo en grupo, organizadas para alzar y darse fuerza y energías. Las caravanas que irrumpieron como un devastador terremoto humano, social y político se asemejan a las aves, los migrantes se agrupan para protegerse. Estas caravanas de migrantes desafían el planeta entero. Expresan el hartazgo de un sistema productor de desigualdad, exclusión y violencia.

Las caravanas se convierten en el anticipo de la configuración de un mundo geopolítico y social distinto y posible. Y nos dicen algo fundamental: Los migrantes no solo tienen alma. Son el alma de las luchas actuales. Hemos de aprender de todos ellos, a que sigamos el modelo de las aves que surcan los cielos, en grupos y construyendo libertad. Así son los migrantes en esta tierra de angustias, abren caminos derribando muros y paradigmas dominantes, como lo que son: almas libres y rebeldes.

Escuchar y descargar Nuestra Palabra
Derechos compartidos, citando la fuente | Contáctenos | Misión | Historia | www.radioprogresohn.net