Estimados países que conforman nuestro globo terráqueo:

En el actual escenario global sé que han escuchado un poco sobre sobre lo que acontece aquí en mi suelo. A pesar de mi insignificancia en las mesas mundiales de discusión, existo y, por lo tanto, es deber de ustedes mantenerse informados de mi situación. Parece que el caso venezolano les ha llamado mucho la atención. Les invito, pues, a que también se enteren del caso hondureño. Desconozco hasta qué punto la información que sobre ambos asuntos han obtenido ha sido real o alterada por las grandes cadenas de la comunicación mundial.

A continuación, les detallaré lo ocurrido:

Hace un tiempo fui secuestrada por un narcotraficante, mentiroso, genocida y dictador que se hace llamar “Presidente” a espaldas del pueblo y de la Constitución de la República. El fraude electoral y la manipulación de la conciencia a través de empresas de la comunicación prostituidas fueron sus primeras acciones para obtener un primer período de gobierno. Durante ese lapso, la pobreza creció, la violencia ascendió alarmantemente, la educación se desatendió al igual que la salud y las balas superaron con creces la existencia de libros y medicinas. Por otra parte, mi territorio se convirtió en un centro de acopio de las drogas pues parece que el dictador y su familia son amigos de “Doña Blanca”.

En el proceso electoral ocurrido en noviembre de 2017 el pueblo se volcó masivamente a las urnas y expresó su rotundo rechazo al dictador quien habiendo aplastado la Constitución de la República se había proclamado nuevamente candidato a la presidencia del Poder Ejecutivo. Una vez concluido dicho proceso electoral, en un horroroso y evidente fraude, diputados deshonestos, medios de comunicación y una institucionalidad podrida anunciaron que el hombre se quedaría en la silla presidencial más allá de lo que su primer fraude electoral le autorizaba.

Ante semejante barrabasada, el pueblo salió a las calles a expresar su inconformidad. En respuesta a la petición de que se respetara su voluntad y su deseo de establecer una verdadera democracia en el país el dictador preparó todas las fuerzas represivas del Estado y sin piedad alguna ordenó el asesinato de quien se atreviera a cuestionar su ilegal e ilegitimo proceder. Hasta la fecha, hay muchos presos políticos y la sangre de más de treinta hondureños ha brotado inmisericordemente ante las balas de las fuerzas represivas que defienden al criminal dictador. Ellos ya son mártires.

Soy una nación microscópica geográficamente hablando y con poca importancia en la palestra económica mundial, sin embargo, hospedo a más de ocho millones de seres humanos que anhelan vivir como es propio de un ser humano.

Solicito apoyo a mis hermanas centroamericanas, a las naciones amigas del sur de mi continente, a los hermanos norteamericanos a quien tanta riqueza les he producido con el trabajo de mis hijos, a los países europeos a quienes le he dado mis entrañas como materia prima y a todos los países que desean un mundo más libre, más humano, donde el odio, la violencia y la injusticia social sean ya piezas de museo.

Reitero, me urge su más pronto auxilio pues un narco dictador me está desangrando.

Con respeto y esperanza:

Honduras.