Estados Unidos frente a Latinoamérica

Los Estados Unidos, como nación poderosa e imperial, buscan mantener y no perder su poder y dominación a través de diversas estrategias, sea de “buena vecindad” o a través del gran garrote que incluye invasiones e intervenciones contra aquellas naciones y países cuyos líderes no sigan sus políticas de sometimiento. Nos tratan como si somos “un patio trasero”, como nos vienen diciendo desde muchas décadas atrás.

Los países de América Latina no escapan a esa mirada expansionista y de dominación, porque para Estados Unidos el control de nuestras políticas es condición para su propia política de seguridad. La inmensa mayoría de gobernantes se doblegan ante esa presión, bajo el argumento de que se trata de un aliado estratégico. Pero cuando las condiciones en esas relaciones son tan desiguales, esa llamada “alianza estratégica” convierte a los gobiernos en simples serviles del imperio. Y así nunca habrá respeto ni autodeterminación de los pueblos.

Para el caso, en el sur de América, Estados Unidos cada vez más está encontrando terreno fértil para imponer sus intereses, y a través de la docilidad de gobiernos como el de Colombia, Argentina y últimamente Brasil, arremete con mayor fuerza para quitarse de en medio gobiernos que le estorban como son los casos de Venezuela y Bolivia, dos naciones que están quedando más solas que nunca, y sus propuestas políticas, independientemente de si estamos de acuerdo o no con ellas, están cada vez más en peligro. La avalancha imperial no deja lugar a ninguna disidencia política. Un solo pensamiento, un solo modelo neoliberal un solo eje de control.

En Centroamérica, Honduras es el patio más controlado por los Estados Unidos. A través de un régimen enclenque y vulgar como el que actualmente controla el Estado hondureño, Estados Unidos busca imponer su visión y sus planes geopolíticos contra otros países que quisieron salirse del “guacal” de sus intereses. Juan Orlando Hernández encabeza un régimen inconstitucional y con estructuras criminales. Pero para el gobierno de Estados Unidos, eso es lo de menos, si se garantiza la docilidad y servilismo hacia una eventual intervención en otros países latinoamericanos.

Con su visión y estrategia geopolítica y de seguridad, Estados Unidos busca implantar en América Latina a gobernantes con visiones de derecha y obedientes a sus órdenes. Y con esa estrategia nadie se escapa, o son aliados o son enemigos, como ocurre con nuestros compatriotas migrantes, a quienes el gobierno de Estados Unidos acusa y trata como terroristas y criminales. El fin es mantener dominada y sometida al resto de países para apoderarse de recursos y bienes naturales estratégicos. Y en este juego, aquí tenemos al Comando Sur, instancia que en esta estrategia juega el rol más importante.