¿”Desarrollo” o Buen Vivir?
Cada vez crecen las comunidades que se movilizan en defensa de sus ríos, sus bosques, su minería y sus territorios y en firme oposición a los proyectos extractivos que ponen en alto peligro sus bienes naturales y la vida misma de las comunidades. Aquí se confrontan dos modelos, dos cosmovisiones, dos maneras de entender el presente y el futuro. Un modelo es el que apuesta por el “desarrollo” basado en extraer todas las riquezas posibles de la naturaleza y de la fuerza de trabaja de la población, para convertirlas en capital, en dinero.
Este modelo es el dominante. Tiene el control fundamental de las instituciones, las leyes y también el control de la mente y los corazones de la inmensa mayoría de la sociedad. En el otro extremo está el modelo que desde los pueblos originarios de América del Sur se llama del Buen Vivir, y busca la armonía entre los seres humanos y la naturaleza.
La élite empresarial y política a lo largo de nuestra historia ha inducido a toda la sociedad a que nos convenzamos que sin ellos no es posible sacar adelante el país. Es cierto, ellos son un actor muy importante para buscar el bien de la sociedad. Pero no son ni los únicos ni los más importantes. Es mucho más importante la mediana, pequeña y la micro empresa, y sobre todo la gente de las comunidades para promover propuestas que beneficien a toda la sociedad y proteja por igual los bienes de la naturaleza.
El modelo del Buen Vivir se encuentra en semilla, apenas se comienza a sembrar, pero ya incomoda a empresarios, a sus aliados los políticos y sus medios de comunicación. Gran parte de la conflictividad y violencia que actualmente vive la sociedad tiene que ver con la confrontación entre estos dos modelos. Mientras para el alto empresariado los bienes naturales son recursos a explotar, para el Buen Vivir son bienes a proteger y a cuidar para beneficio de toda la sociedad.
Las comunidades están creciendo en conciencia de sus derechos y en su compromiso para proteger sus bienes naturales. Para ellas no es el desarrollo entendido como explotación de los recursos naturales, lo que traerá buen vivir a la sociedad. Ese desarrollo no es vida. Ese desarrollo es progreso asociado a dinero, y con ese desarrollo no se debe pactar. Ese “desarrollo” se inserta en dinámicas productoras de desigualdades, destrucción ecológica y poderes que deshumanizan.
Las comunidades piden y exigen que se avance hacia una legislación que prohíba la explotación de los bienes naturales. Los bienes de la naturaleza no son recursos a explotar. Son bienes a defender y proteger. Por ese camino va el paso que van dando las comunidades del Aguán, y de otras zonas del país. Es un paso hacia el camino del buen vivir. Y en ese camino se ha de exigir al Estado que sea garante de los bienes comunes y de las comunidades, y ha de legislar para que se respeten los derechos humanos de toda la sociedad y por igual se respeten los derechos de los bienes de la naturaleza.
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