Los comunicadores y la verdad
Ser fiel a la realidad, ser honesto con la realidad: he ahí el desafío crucial de quien ejerce la profesión delante de un micrófono y lo convierte por eso mismo en comunicador social. La tarea esencial de una persona que tiene que ver con la palabra y con los medios de comunicación es poner la realidad en su propia verdad, que sea la realidad y no los intereses de los grupos de poder lo que ocupe el quehacer del oficio de la persona locutora.
Monseñor Romero es sin duda el modelo de comunicador social, y logró actualizar de la manera más espléndida el mensaje del evangelio. En su palabra encontramos la mejor inspiración para una práctica humanizadora de la comunicación y una interpelación de aquellas formas y medios de comunicación deshumanizadoras.
Monseñor Romero puso la palabra, su voz, sus homilías, los medios de la Iglesia al servicio de la realidad y de la justicia desde los pobres y al servicio de la verdad. O el periodista dice la verdad o no lo es, lo dijo nuestro obispo Mártir y Santo. Por ello, lamentaba que los medios de comunicación ocultaran la realidad y se pusieran al servicio del dinero y de los intereses de quienes tenían el poder del dinero.
Delante de los medios está la voz, la palabra, la pluma de la persona comunicadora. De nuevo nuestro modelo de comunicador, San Romero, dijo de manera firme la expresión siguiente: La verdad muchas veces no produce dinero sino amarguras, pero vale más ser libre en la verdad, que tener mucho dinero en la mentira” (Homilía, 7 de mayo 1978)
Cuando falta el distintivo de la verdad, se pierde la identidad de la persona comunicadora. Una persona podrá vociferar en un medio de comunicación, y podrá tener oyentes que se gozan con lo que dice. Pero si esa persona está al servicio de la mentira y de intereses que ocultan la realidad, ha perdido la ética de la comunicación social. Por eso es muy sano volver sobre las palabras de San Óscar Romero: “No le tengamos miedo a quedarnos solos si es en honor a la verdad. Tengamos miedo de ser demagogos y andar ambicionando las falsas adulaciones del pueblo. Si no le decimos la verdad, estamos cometiendo el peor de los pecados: traicionando la verdad y traicionando al pueblo” (Homilía, 25 de noviembre 1979).
En este día de las locutoras y locutores, Radio Progreso, saluda y agradece a sus periodistas, a su personal de planta en todo el equipo de comunicaciones, y abraza a todos sus corresponsales extendidos a lo largo del territorio nacional por su entrega y compromiso con la verdad y la justicia. Nuestras felicitaciones a todos nuestros locutores y locutoras.
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